SANTIAGO. –Monseñor Nicanor Peña, presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano y obispo de la diócesis de La Altagracia, recordó a su madre como a una mujer de grandes valores y de una gran fe.
Ana Rosa de Peña, de 98 años, fue sepultada el martes pasado en el cementerio municipal de Baitoa, luego de celebrarse una misa de cuerpo presente en la iglesia Santa Ana, del sector Nibaje de esta ciudad.
Al acordarse de su madre, recordó que se mantenía rezando el Santo Rosario y era una gran devota de la virgen de La Altagracia. “Fue una persona sencilla, que pasó por el mundo sin hacer ruidos, cuando se hablaba con ella uno se llenaba de paz, ya que eso era lo que transmitía y ella era una mujer feliz, amando a Dios. Hoy su cuerpo no estará, pero su espíritu es quien nos dice que estará morando en la casa del Padre”, dijo.
Cuando se refirió a la educación que le dio doña Ana Rosa a sus 14 vástagos, contó que nunca levantó la voz para corregirlos. “Ese legado quiero que muchas familias lo copien hoy en día, no hay que gritar ni golpear para corregir”.