¡Mucho ojo con la obsesión por las dietas!

¡Mucho ojo con la obsesión por las dietas!

No es necesario tener un trastorno alimentario para sentirse mal con el propio cuerpo. Muchos medios de comunicación nos invaden con falsa publicidad de modelos de medidas inalcanzables para una mujer adulta que asocian la idea del éxito al cuerpo perfecto.
Es lógico que si estamos faltos de estima o si ésta se sustenta solo en la imagen física, nos sintamos deprimidos y recurramos a cualquier dieta milagrosa para modificarla.
La psicóloga Silvia Álava Sordo, del centro español Álava Reyes, afirma que “la autoestima tiene una relación muy estrecha con la imagen, sobre todo durante la adolescencia. La percepción corporal es la representación mental del cuerpo, que se gesta durante la niñez, y es en la misma adolescencia donde resulta vital para el desarrollo psicosocial del individuo”.
Numerosos estudios demuestran que quien sufre trastornos alimentarios tiene una imagen corporal distorsionada y, por lo regular, percibe su cuerpo demasiado grande, aunque ello no coincida con la realidad.
¿Por qué fracasan las dietas? Porque el objetivo perseguido es efímero. Si es adelgazar, una vez conseguido uno vuelve a comer lo que le gusta y engorda. El objetivo real sería un cambio en los hábitos alimenticios para estar sano, y aprender a aceptar que no todos somos modelos.
“La obsesión por el cuerpo tiene componentes sociales, psicológicos y biológicos. Las mujeres creen que si son delgadas van a ser atractivas y exitosas”, dice la psicóloga experta en trastornos de la alimentación Areceli Aizpuru.

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