Margarita Agramonte, madre de dos hijos, quien recientemente se alfabetizó a través del programa “Quisqueya aprende Contigo”, cuenta que su anhelo es reencontrarse con su primogénito que es profesional y vive fuera del país.
«Poderlo buscar en una computadora y hablar con él y leer el libro que él hizo», era mi mayor anhelo. Margarita se refiere a la tesis de grado que su hijo le envió desde el exterior y que ella no había podido leer por no estar alfabetizada.
Esta mujer emprendedora, Margó, como la conoce todo el mundo, vive de poner uñas, desde hace varios años.
Narra que con su hija menor, de 16 años de edad, no tiene ese problema, porque vive con ella, pero que su mayor tormento había sido ni siquiera poder hablar con el varón por Facebook u otro medio tecnológico de la época, porque no se había alfabetizado.
A continuación la historia completa en este video enviado a los medios por la Dirección de Comunicaciones (Dicom).