Mujeres excepcionales ¿auto-secuestradas?

Mujeres excepcionales ¿auto-secuestradas?

Aunque no dudo del talento y las cualidades de Guillermo, pensaba en Aura Celeste, tantas veces admirada por la valentía de declaraciones y la firmeza de sus posiciones. Y en otras tantas mujeres brillantes, simplemente virtuosas, encantadoras que desaparecieron, que se salieron o fueron sacadas de escena o, al menos, de los escenarios en los que las gentes de ambos sexos suelen encontrase, ya en el mundo de los negocios, de la política o el de las artes. Como si de repente pasaran al ostracismo, uno del cual pareciera que nunca mejor se usó el término: una perla en hermética concha.

El matrimonio es la causa principal de que muchas mujeres de gran talento abandonen la vida pública, o la vida que fuera “visible” hasta que llegaron a la secundaria o a la universidad. Tenemos así, a muchas heroínas anónimas detrás de nuestros notables intelectuales y capitanes de industria, o en lugares desde los cuales son el soporte emocional y la ayuda idónea de buenos hombres, madres venerables de hogares ejemplares. Otras veces, en cambio, se han convertido en  despojos echados a un lado de la ruta, desmejoradas en la medianía de edad, cargadas con un hogar sin marido, luchando en una sociedad que no tiene nuevas oportunidades para las que se dedicaron a un hombre, a una familia, que nunca se prepararon para enfrentar el abandono, ni para ejercer el papel múltiple de  proveedora, protectora, educadora y soporte emocional y espiritual de un hogar incompleto. Con casi ningún chance de relanzarse al mercado laboral, profesional o matrimonial.

Cuando nos encontramos por casualidad con una de estas mujeres de las que admiramos gracias, virtudes y talentos, no alcanzamos a comprender las crueldades de una vida que les prometió tantas cosas hermosas en su juventud. Y piensa uno en esos malos hombres que no se prepararon para merecerlas, que no supieron enfrentar sus propios egos deformados y saturados de machismo. O simplemente, hombres que tampoco pudieron descifrar las adversidades de una sociedad que no tiene misericordia para los perdedores.

Uno de los casos más lamentables es el de aquellas que les cedieron el lugar público a sus esposos, para no opacarlos o para no chocar con normas éticas o profesionales, y se pusieron ellas mismas, o por acuerdo mutuo, a un lado. Conocemos excepciones de hombres que aceptaron ellos quedarse detrás del telón. Los sociólogos establecen que lo importante es que cual que sea la decisión, ambos cónyuges estén de acuerdo. Otros pedimos al Señor, que al menos el hogar salga ganando, lo que el país sale perdiendo, en esos trueques a menudo lamentables.

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