Música, mayoría y moral

Música, mayoría y moral

Obtener un cuaderno escolar con el Himno Nacional en su anverso es una rareza. Encuestas informales revelan que jóvenes conocen las canciones de figuras actuales, pero desconocen a Emilio Prud’Homme, incluso alguno pensó que era reguetonero…
Culpabilizar la ignorancia tiene poco sentido. Más bien cabe analizar el contexto en el cual se presenta. Alemán señaló que existen “tres determinantes principales del cambio social dominicano que pudieran incidir en la ética basada en la caridad, el respeto y el amor al necesitado. Estas son el extraordinario crecimiento de la población en un país de limitada extensión, la apertura comercial al exterior junto con la creciente importancia comercial, administrativa y cultural norteamericana; así como la revolución mediática de la televisión y el Internet” .
La presión poblacional es un factor cuantitativo, pero aún queda tierra. La segunda y tercera explicación, cualitativas, son caras de la misma moneda. Accedimos a la apertura comercial y al progreso tecnológico sin tomar ninguna previsión cultural. Como contraejemplo, Francia siempre mantuvo ante la Organización Mundial de Comercio que sus subsidios agrícolas representaban una forma de protección cultural diseñada para evitar desapareciera la producción rural especializada de quesos y vinos, protegiendo un modo de vida que a la vez atrae el turismo y distribuye su impacto .
Por otro lado, un científico japonés descubrió que las moléculas de agua forman cristales deformados ante sonidos estridentes, música ‘metálica’ y palabras groseras; mientras que valses y la palabra ‘gracias’ forman simetrías estrelladas. El cuerpo humano es 60% agua. En cualquier fiesta es posible constatar la descomposición en el comportamiento cuando la música cambia del cadencioso merengue al insistente tamboreo de la música urbana. ¿Qué deficiencias de sinapsis ocurrirán en los cerebros en edad formativa que, en vez de dormirse con una lectura, son bombardeados con letras degradantes a todas horas y sin tregua dominguera? ¿Qué pasaría si se los expusiera a música clásica?
Pero no es necesario esperar políticas públicas en este sentido, pues la provisión del entretenimiento es una decisión mayormente privada…de adultos quienes la permiten, y pagan. Sus omisiones definen los conceptos y preferencias de una generación. Las preferencias generalizadas se vuelven presiones y, como dijo John Stuart Mill: “las presiones de las mayorías no solo pueden amenazar las libertades individuales, sino que encadenan el alma”.

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