Para ser un negociante triunfante muchas personas buscan incorporar recursos o herramientas que les ayuden a alcanzar buenos niveles de éxito.
Para lograrlo tratan de codearse con personas que tengan acceso a conexiones ventajosas y prefieren manejar autos que marcan estatus sociales de poder.
El auto, en general, es una fuerte motivación de imagen para no ser mal evaluado a la hora de un encuentro de negocio, y muestra sobre qué persona uno es.
El presentarse en un vehículo muy vistoso, que nos gusta pero que no corresponde con la identidad que debemos de representar, podría conducir a error de evaluación del interlocutor, llevándolo a una equivocación de evaluación solo por culpa del auto inadecuado, por la profesión o negocio que debemos de representar.
Normalmente un auto nuevo marca siempre una gran diferencia en percepción económica y supone un buen estatus social, pero también equivocarse de modelo podría actuar como un ‘cuchillo de doble filo’ y ser perjudicial para el negocio o para nuestra imagen. Un negociador puede ser considerado como fiable si se presenta en un auto elegante y poco ostentoso. Pero si el auto es un costoso deportivo de lujo que excede el nivel de ingreso personal, podría dar una percepción de imagen engañosa solo para aparentar lo que uno no es.
Hay personas que pueden ser llevados a adquirir autos extravagantes para impresionar, pero recuerde, que el nivel social de un auto puede ser arruinado si quien lo conduce no coincide con la personalidad que debería representar. Una buena regla general de representación es tener siempre el auto limpio e impecable; todo vehículo que se ve sucio refleja negativamente la imagen del titular, podría lograr mucho a través de su vehículo y se consigue cuando al auto se presenta intachable, esto refleja la impresión de una persona correcta en su vida y profesión.