No sin mis complementos, ¡pero de Saint Laurent por favor!

No sin mis complementos, ¡pero de Saint Laurent por favor!

Corazones, lazos o corales son algunos de los motivos que Yves Saint Laurent recreaba en sus complementos, piezas donde plasmaba sus pasiones y creencias como si de amuletos se tratara.
Esas piezas ahora protagonizan el libro “Yves Saint Laurent Accessories” publicado por Phaidon en inglés, una lujosa retrospectiva a la icónica obra del diseñador a través de sus complementos que, como se remarca en las páginas del tomo, “no tienen nada de accesorio”.

Los amuletos del genio. Collares, guantes, tocados, botones, pendientes, cinturones. Un sinfín de detalles concentran el universo creativo de Saint Laurent, desmenuzado en capítulos que se corresponden con los motivos e inspiraciones más recurrentes del modisto, desde los corazones y las mariposas hasta la feminidad africana.

Símbolos que marcaron los orígenes de la casa francesa y acercan al lector a la figura de Yves Mathieu-Saint Laurent, en capítulos como “Motivos híbridos y amuletos de la buena suerte”, que comienza con una nota manuscrita por el modisto donde enumera sus propios amuletos.

Lilas -sus flores favoritas-, sus lápices de dibujo, una fotografía de Moujic -su perro- o la novela “En busca del tiempo perdido”, de Proust, son algunos de los enseres que figuran en la lista. Uno de los muchos documentos gráficos que enriquecen el libro, totalmente tintado en azul royal, incluidos los cantos de las hojas y las cubiertas, simulando un joyero de madera.

Y es que el tomo, más que una lectura, está pensado para conquistar la vista del lector, invitado a pasear entre las bambalinas del primer desfile de Yves Saint Laurent, a través de fotografías voyeristas, a colarse en pleno proceso creativo desde los bocetos del diseñador, o a conocer su intimidad con instantáneas familiares.

Fotografías donde un joven Saint Laurent comparte protagonismo -y sofá- con su madre: Lucienne Andrée Saint-Laurent, quien marcó profundamente el sentido de la estética del diseñador en su más tierna infancia.

“Aún puedo ver a mi madre a punto de ir a un baile, viniendo a darme un beso de buenas noches, con un vestido largo de tul blanco cubierto de lentejuelas en forma de perlas”, contaba el creador, rememorando su niñez en la Argelia francesa. Una escena onírica que resume el imaginario neoromántico del modisto.

Familia, amor y feminidad según Saint Laurent. Entre las páginas también aparece Pierre Bergé, ex pareja de Saint Laurent, fallecido en septiembre de este año y figura imprescindible en la construcción de la casa YSL, aunque su importancia se desdibuja en el tomo, centrado en las influencias artísticas del creador más que en la evolución social y económica de su “maison”.

Imágenes de sus desfiles, apuntes rápidos, editoriales de prensa, hojas de contacto y fotografías de catálogos acaban por completar la selección gráfica del volumen, donde el texto juega también un papel fundamental para conocer mejor al genio creativo que dio sus primeros pasos en la moda como becario de Dior.

En 1955, Yves Saint Laurent, con tan solo 19 años, comenzó a trabajar en el prestigioso taller de la casa francesa, donde aprendió a respetar la estricta etiqueta de la época, que requería un vestuario concreto para cada momento del día.

El autor, el escritor francés y coleccionista Patrick Mauriès, repasa con esmero y mimo el legado de Saint Laurent, enriqueciendo su visión de crítico con declaraciones del propio creador.

“Como a Scott Fitzgerald, me gusta lo frenético y decadente”, dijo Saint Laurent en una ocasión, una frase que define a la perfección el romanticismo antiguo de sus diseños.

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