No todo está perdido

No todo está perdido

Cuando uno reflexiona sobre el futuro de nuestro país, basándose en hechos que nos relatan los medios de comunicación o que vemos sin intermediarios en las calles de ciudades y pueblos, el pesimismo nos embarga y en ocasiones compartimos la popular expresión ¡Esto se jodió!
Pero no todo está perdido, si valoramos incidentes cuya presentación inicial luce bochornosa: Un agente de la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET), tratando de impedir un giro ilegal de un conductor (vuelta en U), que no obedece su orden de suspender su acción y continúa desafiante violando la ley, opta por dispararle con su arma de reglamento a un neumático del vehículo. Dos mensajes claros: 1) Aquí no hay ley ni orden y usted no puede impedirme seguir y 2) Usted se equivocó, la ley se cumple por la buena o por la mala. ¡Bam!
¿Por qué no todo está perdido? Primero, porque tengo entendido que hubo un sometimiento a la justicia para ambos participantes; segundo, al margen de los análisis de ambos comportamientos que puedan hacer psicólogos, psiquiatras y sociólogos, el conductor no utilizó su vehículo como arma mortal contra el agente, no estaba armado, como ocurre con muchos choferes, y el agente no fue presa de una irracionalidad o estupidez mayor disparando su arma contra el conductor. En otras palabras, el hecho no llevó luto a ninguna familia y permitió el debate sobre los alcances y limitaciones de la Ley, quedando claro que así como no puede dársele una pistola a una persona inestable para imponer la ley, tampoco puede investirse con una licencia de conducir a un estúpido con capacidad para mover un volante.

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