Nuestro conservadurismo como cultura, algunas expresiones

Nuestro conservadurismo como cultura, algunas expresiones

La resistencia al cambio ha sido catalogada por sociólogos y antropólogos como “conservadurismo”. El conservadurismo es definido en el Diccionario de Sociología de Alianza Editorial como una “actitud prudencial frente a las cosas, un deseo de preservación de lo existente y una actitud escéptica frente al cambio y la innovación no graduales” (1998 p.p. 146).

En la sociedad dominicana existen rasgos significativos de conservadurismo. Este conservadurismo se puede identificar más claramente en el abordaje de los procesos de cambio social y cultural que protagonizan las nuevas generaciones, así como en la intolerancia y negación de la diversidad presente en:

Sexualidad y reconocimiento de la participación equitativa de género. En este sentido encontramos las resistencias a la participación activa de la mujer en condiciones de equidad, así como en la negación de los vínculos cuerpo-erotismo que son parte de nuestra identidad afrocaribeña.

Opciones sexuales diversas como la homosexualidad, transexualidad y bisexualidad.

Reconocimiento de las manifestaciones mágico-religiosas de origen afrocaribeño.

Integración de las manifestaciones artísticas y musicales cambiantes que emergen de la cultura juvenil y barrial.

Reconocimiento de nuestra identidad afrocaribeña y sus manifestaciones étnicas y culturales.

Estas resistencias al cambio y a la realidad social y cultural diversa que forma parte de nuestro territorio se han fortalecido a través del tiempo en un manejo distorsionado de la historia dominicana con la omisión de nuestros orígenes multiétnico y raciales y de todas las manifestaciones que se corresponden con ello.

El conservadurismo en nuestra cultura se ha mantenido y reproducido sostenido en una plataforma de complicidad social con un tejido social que lo sustenta en el que la transparencia y la confrontación se evitan y se excluyen. Esto tiene que ver con la necesidad que tenemos en esta sociedad de estar bien con los demás y de no ser excluidos. Parece ser que nos manejamos en una corporeidad social que se resiste a los cambios internos sobre todo si son cambios que muestren sus ambigüedades, dualidades y la diversidad existente en todas sus configuraciones.

Las elites dominantes en nuestro país han perpetuado el conservadurismo logrando la legitimación de las jerarquías religiosas. Los cambios sociales están clamando por la apertura a la realidad y a su diversidad.

Negarnos a ser como somos y a convivir en la diversidad y la tolerancia está provocando mucha violencia y conflicto social.

Se hace necesario una relectura de nuestra historia, nuestra cultura y nuestra vida cotidiana. Las nuevas generaciones demandan respuestas que suponen dejar atrás la exclusión y el afán de conservar lo que no existe y nunca existió.

 

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