Nuestro inmenso Pedro Martínez

Nuestro inmenso Pedro Martínez

Pedro Martínez llega al Salón de la Fama de Cooperstown bajo circunstancias de antología. Después de haber vencido a los más fuertes bateadores -algunos moldeados a fuerza de esteroides- también tuvo que superar la ridícula traba de su contextura física, a la que algunos apelaron para tratar de cerrarle el paso. Finalmente, se impuso en primera postulación y con 91%, que fue la segunda votación más alta. Ahora en Cooperstown hay dos jugadores dominicanos, lanzadores ambos: Pedro Martínez y Juan Marichal.

En el caso de Pedro Martínez no podía ser otro el resultado. Fue All Stars ocho veces, ganó tres veces el Cy Young, campeón de la Serie Mundial de 2004, y en el momento de su victoria número 200, en abril de 2006, tuvo el mayor porcentaje de victorias por ser ganador de 350 partidos en la historia del béisbol moderno. Sus éxitos contra los Yankees de Nueva York fueron resonantes y la solidaridad para con sus compatriotas no podía ser más sólida.

Con ese historial de hazañas en el béisbol llega a Cooperstown un jugador orgulloso de ser un embajador de buena voluntad de la República Dominicana. Él ha dedicado su reconocimiento a ese pueblo que tanto ama. El país recibe con justificado orgullo la exaltación de este criollo, oriundo de Santo Domingo Oeste. Nuestra congratulación y admiración para el inmenso Pedro.

QUEREMOS CREER QUE NO ES CIERTO

Los historiales médicos han sido siempre una cantera de información a la hora de hacer estudios comparativos para detectar tendencias y poder atacar ciertas patologías. Desde ese punto de vista y por el hecho de que atenta contra el derecho a la privacidad que tiene el individuo, censuramos la destrucción de miles de expedientes clínicos de pacientes del hospital Luis Eduardo Aybar, en proceso de demolición. Queremos pensar que es cierto que previo a su destrucción, esos expedientes fueron digitalizados y puestos a resguardo.

Consideramos oportuna la propuesta de varios especialistas, de que estos expedientes sean rescatados y depositados en el Archivo General de la Nación, para su adecuada conservación. Ese historial es una fuente de datos de mucho valor para la medicina criolla.

 

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