Jeff Green
La cifra se repite tan seguido como argumento que ya es inequívoca: las mujeres en Estados Unidos ganan cerca de 79 centavos por cada dólar que obtienen los hombres. No obstante, estudios recientes demuestran una imagen más matizada de la brecha salarial.
Al tomar en cuenta diversos factores, la diferencia sería de centavos, según los estudios de centros de investigación de distintos sectores del espectro político. Las mujeres ganan menos porque deciden trabajar menos horas o porque las limitadas opciones de cuidado infantil no les dejan otra alternativa. Algunas mujeres no pueden acceder a trabajos a causa de incapacidades físicas o educación. Esto no significa que no exista discriminación, dicen los estudios, aunque esta es responsable de solo una pequeña parte de la brecha.
Donde las opiniones difieren es en cuanto a la obligación del gobierno de lograr un pago agregado igualitario para ambos géneros o si solo debe enfocarse en erradicar las desigualdades ilegales.
“No hay razón para que dos grupos –que tienen diferentes estudios, eligen distintas ocupaciones y escogen diversos periodos de tiempo para trabajar– reciban el mismo pago”, dijo Diana Furchtgott-Roth, miembro titular del Instituto Manhattan para la Investigación Política, de tendencia conservadora. Esta institución publicó un informe en abril que señalaba que, tras examinar varias condiciones, la brecha “prácticamente desaparece”.
Third Way, grupo de políticas públicas de tendencia demócrata central, emitió su informe en marzo, afirmando que, aunque la cifra de 79 centavos es “real”, esta no explica totalmente los diferentes tipos de trabajo que las mujeres tienden a realizar. Al mismo tiempo, “sigue existiendo una brecha que no se puede atribuir a factores observables”, según Third Way. “Esa es la brecha inexplicada y la evidencia más contundente de una discriminación de género directa en lugares de trabajo específicos”.
Límites desproporcionados. El hecho de que gran parte de la distribución pueda ser explicada no hace que este tema tenga que abordarse con menor urgencia, dijo Emily Liner, autora del análisis de Third Way. El gobierno puede participar, dijo, porque la diferencia aumenta cuando las mujeres avanzan en su desarrollo profesional, probablemente porque las tareas relacionadas con el cuidado de los niños limitan en forma desproporcionada sus opciones y, por ende, sus salarios.
Estados Unidos es el único país del mundo desarrollado que no exige licencia maternal remunerada. Los costos para el cuidado de los niños para familias con dos hijos superan el precio de los alquileres en 500 de 618 áreas metropolitanas del país, según el Instituto de Política Económica, grupo de investigación que defiende los derechos de los trabajadores.
La manera más efectiva de reducir la brecha es que las compañías entreguen licencias de paternidad más generosas y equitativas, independientemente del género, y que el país resuelva qué hacer para que el cuidado infantil sea más asequible para las madres solas, dijo Liner. “Pasarán años antes de que podamos abordar completamente este tema”.