Higüey.-El Obispo de la Diócesis de La Altagracia y presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano, Gregorio Nicanor Peña, postuló ayer frente al presidente de la República, Danilo Medina, que ‘una nación que no protege el derecho de los no nacidos, es una nación con un futuro sombrío’, en franca referencia a las observaciones hechas por el mandatario al proyecto del Código Penal en lo relativo al tema del aborto.
Dijo que no se puede ceder ante ninguna ideología o jurisprudencia que atente directa o indirectamente contra el don de la vida, la soberanía nacional o la integridad de la familia.
Al pronunciar la homilía con motivo del Día de Nuestra Señora de la Altagracia, en la basílica del mismo nombre, el religioso dijo que la sociedad se encuentra sumida en una crisis que afecta la dignidad humana y sus derechos.
“Es un conflicto entre la ‘cultura de muerte’ y la ‘cultura de la vida’. Jesucristo llama a todos a escoger la vida sobre la muerte”, indicó Peña.
Monseñor explicó que el principio de la vida además de la revelación y la ley natural se inspira en los padres y doctores de la Iglesia, en los documentos magisteriales y en la praxis pastoral de los movimientos e instituciones eclesiales que reflexionan y trabajan a favor de la vida.
Señaló que la vida es sagrada porque desde su inicio comporta “la acción creadora de Dios” y permanece por siempre en una especial relación con su Creador.
“Solo Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término: Nadie, bajo ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser inocente”, insistió.
Carta Encíclica. El obispo de La Altagracia dijo que la publicación de la carta Encíclica Humanae Vitae del Beato Pablo VI ha sido un punto de apoyo y un programa profético para sustentar de modo profesional, sistemático, constructivo y coherente el discurso que en la post modernidad la Iglesia ha proclamado ante la ONU, círculos científicos e intelectuales y sobre todo ante los gobiernos y los estados sobre su posición respecto al aborto, la eutanasia, la pena de muerte y otros puntos conflictivos del mundo contemporáneo.
“Nuestra Constitución consagra en su artículo 37 que el derecho a la vida es inviolable desde su concepción hasta la muerte”, señaló Peña.
El ejemplo de María. Llevando al tema a la conmemoración religiosa, el obispo dijo que María acogió el Don de la Vida sin temor a las consecuencias negativas como son el reto social, incluso el de su propio comprometido que decidió repudiarla en secreto, según el evangelio.
Expresó que María, por su valentía y aceptación del plan de Dios, trajo al mundo al Salvador, el hijo de Dios que redimió el género humano.
“Todo esto se manifiesta en su respuesta “hágase en mí según tu palabra”, recordó el religioso tras señalar que la familia y la sociedad deben ser garantes de la mujer que entra en proceso del ejercicio de la maternidad.
Concluyó su reflexión con una exhortación a creer en Dios para que ilumine y conduzca hacia un desarrollo sustentable y equitativo y a la Virgen le pidió que cubra a todos los dominicanos con su manto y ayude a seguir adelante en la búsqueda de la verdad, el amor, la justicia y la paz. “Que como madre que nos ama y como estrella que nos guía nos conduzca por el camino recto e inequívoco”, puntualizó el obispo, en una iglesia copada de feligresía.
La celebración. Los honores de estilo para el presidente Medina, acompañado de su esposa la primera dama Cándida Montilla de Medina, marcaron el inicio de la tradicional celebración católica.
Una carroza de flores, con la imagen de la Virgen de la Altagracia, engalanaba la entrada en la que los jefes de las distintas instituciones castrenses, así como autoridades de la provincia y los funcionarios, escucharon en atención las notas del Himno Nacional.
Concluido esto todos pasaron al interior de la Basílica Nuestra Señora de la Altagracia, donde se celebró una solemne misa cantada, en la que tomó participación artística especial la soprano Nathalie Peña Comas, al interpretar el clásico tema religioso “Ave María”.
Al concluir la eucaristía, la pareja presidencial recibió los saludos de los obispos presentes y luego procedió a presentar sus respetos y devoción a la madre protectora y espiritual del pueblo dominicano.
Posteriormente el mandatario y su esposa, junto a la comitiva que le acompañó, pasó a la residencia del obispo donde sostuvo una reunión privada y luego compartió un almuerzo al que también asistieron invitados especiales.
Estuvieron presentes ministros del Gobierno, autoridades de La Altagracia, religiosos y empresarios del sector turístico.