Odebrecht es el plato popular del día

Odebrecht es el plato popular del día

Teófilo Quico Tabar

El caso de Odebrecht, que se ha convertido en un escándalo, no solo a nivel latinoamericano, sino mundial, por sus implicaciones y ramificaciones, ha mantenido la opinión pública nacional sumamente ocupada y pendiente de cada paso que se da en ese sentido. Las autoridades han expresado por diferentes vías y formas, que actuarán caiga quien caiga. Pero la gente, sobre todo los sectores que contribuyen a crear opinión, se sienten broncos y no lo disimulan.
Esa parte importante de la sociedad quiere respuestas, pero tiene dudas. En tal virtud, por las razones que fueren, exigen sacrificios. Como dice la gente de forma popular: quieren sangre.
Cuando escribí acerca del Imperio Romano, lo hice pensando en aspectos que reflejaban aquella realidad. Ellos daban pan y circo, pero cuando las cosas se ponían difíciles, por razones económicas, derrotas, o producto de intrigas, conjuras y contradicciones internas, la gente intensificaba sus inquietudes e inconformidades, entonces aumentaba el circo.
Pero como la gente se sentía insatisfecha por las razones expuestas, sobre todo cuando no había abundancia de pan, entonces los espectáculos se hacían más crueles. Se pedían sacrificios. Exigían sangre. El Emperador y los sectores de poder, mirando y oyendo lo que las multitudes solicitaban, aunque en algunos casos no sintieran deseos de ello, para complacer la muchedumbre, daban la señal de sacrificio.
No vivimos en la época del Imperio Romano, pero como en aquella época, la gente quiere sacrificios. Mucho más, después que se habló de sobornos, y de que las autoridades hayan expresado su disposición de llegar hasta las últimas consecuencias. Lo que habrá que ver es, cuáles serán las consecuencias. Pero verlas desde todos los ángulos. No solo desde uno que pudiera complacer a una parte importante del pueblo que pide sacrificios, sino pensando en el presente y futuro. Procurando restablecer un estado de credibilidad.
Algo de sangre podría derramarse y exhibirse, pero ¿Se va a derramar y enseñar sangre capaz de dejar satisfechos a todos los sectores, o habrá quienes continuarán exigiendo más sangre de quienes a su juicio también debe derramarse? Eso es algo en lo que habría que pensar, porque la sed de sangre podría convertirse en insaciable. No digo que sea malo. Solo lo señalo como una posibilidad
Porque eso sí, en alguien habrá que creer y confiar. Las dudas generalizadas en una sociedad, pueden resultar sumamente peligrosas.
He advertido muchas veces, que nos miremos en espejos de países a los cuales nos parecemos.
En ellos, algunos han ido por lana, pero han salido trasquilados.
Porque la incredulidad puede arropar a todos los sectores. Y ay de los pueblos que se devoran a sí mismos y no creen en nadie. Cuando eso ocurre, nadie sabe para quién trabaja, ni tampoco si ataja para que otro enlace.
Ahora bien, las autoridades, luego de haber dicho que llegarán hasta las últimas consecuencias, tendrán que enseñar, aunque sea un paño untado de sangre, porque de otra forma podría resultar decepcionante para la muchedumbre. De todas maneras, no debemos perder las esperanzas.

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