Organismos internacionales, estados e inmigración

Organismos internacionales, estados e inmigración

Debemos partir de la premisa que conforme a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la SOBERANÍA es una doctrina del derecho internacional reconocida por los signatarios de la Carta de la UN, según la cual todos los países miembros son Estados soberanos que basan sus relaciones internacionales en el principio de la Igualdad de todos los Estados miembros.
¿Qué significa lo anterior? Según opinión extraída del Vocabulario Jurídico de Henri Capitant: “Cualidad del Estado u órgano que no se halla sometido a ningún otro Estado u órgano, aunque estén obligados por normas superiores”. En tal virtud, cada Estado tiene derecho de regir sus destinos por medio de sus leyes nacionales siempre y cuando no contradigan o violen principios de derecho internacional como establecidos en la Carta de la ONU de la cual nuestro país es miembro.
En consecuencia, tanto las Naciones Unidas como la Organización de los Estados Americanos (OEA), no deben inmiscuirse directa o indirectamente en asuntos internos concernientes únicamente a la República Dominicana, como lo han tratado de hacer los Secretarios Generales de estos dos organismos internacionales en materia de inmigración, acusando al Estado dominicano de aplicar leyes discriminatorias que han sido votadas por nuestro Tribunal Constitucional.
La República de Haití, no obstante ser un Estado abortado, ha contado sin embargo con grandes y poderosos defensores (Estados Unidos de América, Francia, Canadá, Venezuela, países del Caricom y otros) que lo defienden a rajatablas en los foros internacionales, pero en la práctica actúan “como sepulcros blanqueados), y no los quieren en su territorio. No obstante, consideran que un país pobre como el nuestro, debe cargar con ese pesado fardo. Es de justeza reconocer, que en materia diplomática, su preparación y experiencia están muy por encima de la nuestra y saben sacarle filo a su condición de víctima discriminada aduciendo inclusive razones de racismo. Tienen también la pretensión, que según sus padres de la patria y la constitución: “la isla es sola e indivisible”.
Los Estados, en especial los de la Unión Europea, están bombardeados por contingentes de africanos y saharianos que por medio de patecas, balsas y otros elementos improvisados, tratan de huir del hambre y la miseria y buscan nuevos horizontes en el Continente europeo. Cuando eran unos pocos, los toleraban y hasta incluían cuotas de recibo por países. Al desbordar las cantidades razonables de absorción y de distribución, se están aplicando medidas drásticas, que de tomarlas nosotros, de seguro tendríamos las grandes y hasta las pequeñas naciones en contra.
Empezaremos por el trato inhumano que le están dando los ingleses y los franceses en el paso de Calais a los africanos. De ahí parte el tren del Euro túnel; por lo tanto, todos aquellos que han pretendido ya sea introducirse en vehículos que transportan carga o desafiando en su desesperación el cruzarlo a pie son deportados sin que tengan derecho a incoar el amparo ante tribunal alguno. Las autoridades del Reino Unido, tan solidarias con otros, han instruido multar a todo aquel que rente una vivienda a un inmigrante, cuyo estatus sea de ilegalidad.
Los griegos y los italianos, ante la horda que cruza subrepticiamente el mar Mediterráneo, han acudido al parlamento de la Unión Europea clamando ayuda para que se encuentra una solución al problema. Aparentemente este remedio lo han encontrado Austria y Hungría, que están construyendo una enorme muralla en sus fronteras y han manifestado que todo ilegal que trate de violarla, será ipso facto deportado.
En América tenemos el ejemplo de los Estados Unidos que han construido un muro para evitar que mexicanos y latinoamericanos crucen su frontera. Además, tienen una red de ciudadanos que se dedican a cazar a los ilegales que tienen éxito en su propósito. Si esto sucediese en nuestro país, seríamos abominados y tildados de genocidas. Pero, la ONU, OEA y cualquier otro organismo internacional se atrevería a ponerle el cascabel al gigante del Norte y su política de policía internacional del planeta.
El tema es demasiado amplio para tratarlo en estas simples cuartillas, por eso hemos dejado para último los que más nos atacan, los países integrantes de la Comunidad del Caribe (CARICOM), que no obstante tener la misma etnia, abogan porque sea la República Dominicana la que cargue con los haitianos, pero cuando alguno de ellos ha tenido la oportunidad de llegar a su litoral, son deportados inmisericordemente. Ejemplo de esto: los náufragos en las costas de las Bahamas, Islas Caicos y últimamente en Trinidad y Tobago. ¡Así si es bueno, aplican la máxima de todos a uno y por supuesto el objetivo es Dominicana!

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