Decenas de dirigentes campesinos y activistas sociales denunciaron ayer las condiciones desastrosas en que se desarrollan los servicios en los hospitales del Estado y anunciaron un plan de lucha por el derecho a la salud.
Los dirigentes comunitarios asociados en la Alianza por el Derecho a la Salud (Adesa), reclamaron lo que les corresponde y aseguraron que la salud no es una dádiva, que no están pidiendo, porque es un derecho constitucional.
Alba Reyes y Roque Féliz, de Adesa y el Centro Bonó, hablaron a los periodistas
Estamos conformando una alianza por el derecho a la salud, lo que incluye la exigencia de una mayor asignación presupuestaria, dijo Féliz.
Sin embargo, su exigencia busca una trasformación del modelo, que deje de ser un negocio en manos de grupos o corporaciones financieras, insistió
El reclamo busca transformaciones sustantivas. La salud es un derecho humano y eso lo están asumiendo los campesinos y grupos de ciudadanos que son mantenidos bajo la marginalidad y la exclusión.
Buscarán mejorar el monto y la calidad del gasto, mejorar la gerencia y la transparencia en todo, incluyendo la compra de equipos, analizaron.
Un desastre La entidad que agrupa a 15 organizaciones comenzará un proceso desde las bases de la sociedad para demandar al Estado que cumpla con su deber de cuidar la salud de los dominicanos.
En la actualidad, dijo Alba Reyes, los centros de salud son un verdadero desastre, en los hospitales la gente tiene que comprar los más elementales medicamentos e insumos.
Eso ocurre con los dominicanos que viven en las ciudades, pero la peor parte recae sobre los ciudadanos que viven en la zona rural. Son referidos a centros de la capital o de provincias y cuando llegan la atención es de pésima calidad, asegura Reyes.
Los médicos llegan tarde o no van, la secretaria les dice que llegaron tarde y los reenvía a otro sitio, donde no encuentran el servicio, narra la dirigente.
Contó el caso de una mujer campesina que tenía un descenso vaginal, la enviaban de hospital a hospital, le decían que no había cama y parecía un trompo de tantas vueltas. La ingresaron en el hospital Marcelino Vélez, de Santo Domingo, cuando un día se desmayó.
La demanda es de un 5% del Producto Interno Bruto para la salud, cambio del modelo que evite que los dominicanos sigan muriendo por enfermedades evitables.
En los hospitales del país la gente grita de dolor, una parte del personal de salud es insensible y se ha mercantilizado y por otro lado, el Estado se desvincula de su deber o lo cumple en forma parcial, aseguró Alba Reyes, quien presidió una asamblea desarrollada en la Universidad estatal