Origen y proyección de la nueva relación de Estados Unidos-Cuba

Origen y proyección de la nueva relación de Estados  Unidos-Cuba

-II-

Muchos han sido los comentarios y análisis sobre el anuncio del restablecimiento de relaciones diplomáticas y comerciales entre Cuba y Estados Unidos. Se convirtió en la gran noticia de 2014. Como advertimos en la primera entrega de estas colaboraciones, destacamos el rol jugado por los presidentes demócratas y la actitud de los líderes de la Revolución cubana, especialmente de Fidel y Raúl Castro, en el proceso que ha convertido en realidad los acuerdos de hoy.

Todo comenzó con el presidente John F. Kennedy, cuyo mandato inició el 20 de enero de 1961 hasta su asesinato en Dallas, Texas, el 22 de noviembre de 1963. Ha sido, como Abraham Lincoln, uno de los mandatarios norteamericanos más valorados. Aunque la Comisión Warren concluyó que el autor del crimen, Lee Harvey Oswald, había actuado solo en el asesinato, el Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos consideró en 1979 que pudo haber una conspiración en torno al magnicidio.

Se verá, más adelante, que cuando asesinan a Kennedy, Fidel conversaba justamente con un periodista francés, Jean Daniel, con quien el mandatario estadounidense envió mensaje al líder cubano.

En el libro Cien horas con Fidel (Conversaciones con Ignacio Ramonet), 3ra. Edición, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 2006, el comandante Castro hace importantes señalamientos sobre Kennedy, Carter y Clinton. Los juicios emitidos sobre Barack Obama aparecen en sus conocidas Reflexiones.

Ignacio Ramonet: A pesar de aquella Crisis de Octubre, usted conserva una opinión positiva de Kennedy.

Fidel Castro: Sobre Kennedy, independientemente de lo que pasó, a la hora de juzgar su política, debo analizar qué época vivíamos, qué doctrinas prevalecían, que perturbación podía causar el hecho de una revolución que se había declarado socialista a 90 millas de Estados Unidos, y por su cuenta, ya que en Cuba los soviéticos no dieron un centavo para la Revolución, ni un fusil.

“Yo no conocía, en enero de 1959, a un solo soviético…’’ (Pág. 326).

“Pero Kennedy se mostró sensato en aquel momento, no quiso complicar las cosas, dio orden de suspender los vuelos rasantes, también ordenó más tarde la suspensión de la Operación Mangosta.

“Todo eso creó un odio intenso contra Kennedy por parte de todos los adversarios de la Revolución Cubana, porque no dio orden a la flota de intervenir en Playa Girón en apoyo de los mercenarios, y porque no aprovechó la tensión de la Crisis de Octubre para intervenir contra nosotros, como se lo aconsejaban muchos generales y muchos enemigos nuestros. Ellos pueden haber estado detrás de la conspiración para asesinarlo. (…).” (Pág. 327).

“Hay presidentes de Estados Unidos que son diferentes: algunos se han jactado de no haber leído un libro, o más de uno; hay otros que han leído muy poco, y otros han leído mucho. John Kennedy, por ejemplo, era un hombre que había leído mucho, era un hombre culto y escribió su famoso libro Perfiles. Fue un combatiente, además, en la Segunda Guerra Mundial al mando de una lancha torpedera en el Pacífico, y en acción de guerra ayudó a salvar a algunos compañeros; lo condecoraron. “Pág. 467).

“… ( En Venezuela, en la toma de posesión de Carlos Andrés Pérez)… conversé un poco con Carter, y también con la viuda del asesinado Kennedy; porque los Kennedy, la familia, después del asesinato de John Kennedy, hicieron contactos con nosotros y desarrollamos relaciones e intercambios realmente amistosos. Son pruebas de que uno no se deja llevar por el odio’’. (Pág. 469).

IR: Al presidente Kennedy no llegó a conocerlo directamente.

FC: “No. Y creo que Kennedy fue un hombre de gran entusiasmo, muy inteligente, con carisma personal, que trataba de hacer cosas positivas. Quizá, después de Franklin Roosevelt, fue una de las personalidades más brillantes de Estados Unidos. Cometió errores: dio luz verde a la invasión por Playa Girón en 1961, pero esa operación no fue preparada por él, sino por el gobierno anterior de Eisenhower y Nixon. ¡Él no fue capaz de frenarla a tiempo! También toleró las actividades de la CIA; en el período en que gobernó se elaboraron los primeros planes de asesinato contra mí y contra otros dirigentes internacionales.”

“Pero encuentro, al mismo tiempo, porque veo bien claro que aunque Kennedy haya cometido errores –entre ellos algunos de carácter ético-, era un hombre capaz de rectificar y lo suficientemente valiente para introducir cambios en la política de Estados Unidos”. (Pág. 656).

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