Independientemente de lo que he planteado en varias ocasiones, incluyendo la semana pasada, la verdad es que el tema de las Convenciones abiertas o cerradas se ha convertido en un asunto de interés nacional. Ocupa a casi todo el mundo, pero especialmente a los dirigentes políticos. Lo que en cierto modo podría estarle dando cabida a que las organizaciones partidarias se descuiden de otros asuntos nacionales y propios.
Mucho se ha hablado de ley de partidos y de convenciones abiertas y cerradas, pero en realidad no se sabe, si realmente los líderes políticos, los analistas como la propia Junta Central Electoral, han tomado en cuenta el aspecto de los padrones. Tanto para una fórmula como para la otra. Refiriéndome por supuesto a lo de abiertas o cerradas.
Porque aunque no se ha dicho claramente, probablemente uno de los argumentos más sólidos entre quienes se inclinan por el método de las convenciones abiertas, es porque no tienen confianza en sus propios padrones. Amén de lo que han externado algunos expertos, de que como los partidos forman parte del Presupuesto de la nación, los vincula con toda la ciudadanía y no solo con sus miembros. Lo que según ese razonamiento, les otorgaría a los ciudadanos no inscritos o no incluidos en sus padrones, el derecho a participar en las convenciones de todos los partidos. Pero sobre ese particular he dicho que amerita más profundidad de análisis legal y constitucional.
Pero el hecho mismo de la desconfianza en los padrones por parte de los dirigentes, podría hacer suponer, que haciendo las convenciones usando los mismos, siempre podrán estar sujetas a cuestionamientos o dudas. Y eso no es bueno para la institucionalidad democrática.
Lo ideal sería que se reordenen los Padrones. Que se revisen. Que se eliminen cientos de miles de personas que supuestamente son miembros de dichos partidos, por el simple hecho de que alguna vez votaron o participaron en uno de sus eventos convencionales. Cosa que no les otorga categoría de miembros. A menos que se inscriban formalmente.
Mientras tanto la gente opina. Por ejemplo: Uno de esos leguleyos que viven escudriñando aspectos conflictivos, sobre todo con los asuntos que están sobre el tapete, interesado en el tema plantea lo siguiente:
“Asumiendo que la buena fe impera, y que la razón de las primarias abiertas es porque los partidos carecen de un Padrón real y creíble por toda la dirigencia; si se escogiera la fórmula de convenciones abiertas, una vez realizada la misma, ¿los que voten en ellas pasarán automáticamente a ser miembros registrados en el Padrón de ese partido? Y agrega: Y porqué no se aprovecha esa oportunidad para organizar de una vez y por todas el Padrón de cada partido”. Y por último se pregunta: ¿“Y si los dirigentes y candidatos que se oponen a las abiertas se convirtieran en ganadores.?
Bueno. Como dije antes, siempre aparecen argumentos que no dejan de ser analizables. El hecho es que todavía queda mucha tela por donde cortar. El tema no se acaba. Que siga la procesión.