Paciencia y madurez

Paciencia y madurez

Jesús había enviado a los discípulos a que sanaran enfermos, echaran fuera demonios y a dar por gracia lo que por gracia habían recibido.
Y en una ocasión, se encontró con un señor cuyo hijo era lunático; a veces caía en el fuego y otras veces en el agua; padecía muchísimo; el padre lo había traído a los discípulos. Pero ellos no habían podido sanarlo.(Mateo 17: 15-16).
“Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá’. (Mateo 17:17). Entonces, reprendió al demonio del muchacho y quedó sano.
Jesucristo no solo tuvo paciencia para soportar la incredulidad de sus discípulos, sino para enseñarles con el ejemplo.
Los discípulos preguntaron por qué no pudieron echarlo fuera. Y Jesús tuvo paciencia para ministrarle algo que ellos no sabían; y les dijo: si tuvieran fe como un grano de mostaza, moverían hasta montañas; y nada os será imposible. (Mateo 17:20) Hay género que solo sale con ayuno y oración.
La paciencia es señal de madurez. Deviene del griego jupomeno #5278, que significa quedarse por debajo; permanecer, resistir, soportar, tener entereza, sostener, sufrir.
También es #5281 jupomone que quiere decir resistencia o aguante alegre (esperanzado!, constancia, perseverancia).
Paciencia es la capacidad de soportar con alegría o gozo la prueba o la situación que se nos presenta, sea de tipo económica, sea una ofensa, una determinada situación en la familia, los hijos, o la pareja; sea con el vecino o en el trabajo; o en la actividad política, en la iglesia o el ministerio.
Paciencia, pues, es aguantar con alegría la situación por más dura que sea; al pasar la prueba con gozo se fortalece nuestra fe, no nos falta cosa alguna, desarrollamos el carácter y nos preparamos con esperanza para la salvación y la vida eterna por medio del retorno de Cristo.
Oremos para que el Señor nos ayude a tener paciencia no solo para soportar, tolerar y perdonar, sin que seamos partícipes con ellas (sean incredulidades, ingratitudes, egoísmos, ofensas, deslealtad), sino también para enseñar, con amor, a los más débiles en la fe, con el ejemplo, de tal modo que la paciencia nos desarrolle el carácter, la obra completa, sin que nos falte cosa alguna; y nos ayude a ser parte de la naturaleza divina de Dios (1 Pedro 1:6) en el proceso de alcanzar la madurez y el carácter de Cristo.
— Paciencia, pues, es aguantar con alegría la situación por más dura que sea

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