La paternidad es fundamental en la formación del individuo, y en esta fecha la tradición señala la oportunidad de que los hijos sean reverentes y agradecidos ante la figura del padre. Pero del buen padre; responsable, consciente y solvente. Que en muchos casos abunda y en otros está ausente.
Es evidente que algunos de nuestros peores males, como la delincuencia, el uso de drogas, la violencia de género, etcétera, se derivan de un vacío de valores morales y autoridad que hace estragos en hogares. En ocasiones, abunda el maltrato físico y sicológico sobre niños y mujeres.
La irresponsabilidad paterna está en el origen del incremento del crimen practicado por adolescentes, aunque también muchas desviaciones de conductas ocurren por efectos externos al hogar e incluso a pesar del esfuerzo de progenitores responsables para que los hijos sean correctos.
Las situaciones de pobreza extrema y baja escolaridad causan diversos daños a la familia e incluso la desintegran.
Es evidente que la nación como un todo, tiene que girar sobre un eje; que debe tener un sostén jurídico y de mando que procure el bienestar y propicie un equilibrio social, protegiendo a los débiles.
El Estado debería ser ese padre mayor; porque muchos hombres y mujeres fallan en sus roles en la familia porque las estructuras de las sociedad les han impedido crecer material y moralmente.
Está harto dicho que una brecha enorme en las condiciones de vida en perjuicio de la mayoría de los dominicanos signa negativamente el futuro de una parte importante de la niñez. Y que se necesita con urgencia un ejercicio responsable de las funciones públicas para lograr cambios que reduzcan la pobreza e impulsen el desarrollo humano que sigue siendo insuficiente. La aplicación provechosa de la autoridad debe comenzar desde arriba, partiendo de lo general a lo particular.
Desafío
Para República Dominicana, que ha alcanzado el primer lugar en la preferencia a nivel mundial de los cigarros que exporta, la posibilidad de que a ese producto le apliquen más impuestos en Estados Unidos, ha hecho temblar al sector tabaquero, importante en esta economía.
Habrá, desde luego, que gritar muy alto, y asociarse a otros productores, incluso norteamericanos, en el intento de disuadir a los congresistas de Washington, tarea que no tendría nada de fácil.
En el propósito de incrementar gravámenes se invocan metas de interés social que la nación estadounidense respaldaría.
En realidad, el mercado de Norteamérica está lleno de desafíos para los exportadores dominicanos. Con alarmante frecuencia las autoridades de allí prohíben la entrada de productos criollos esgrimiéndose normativas y exagerando controles de todo tipo.
Estemos conscientes, ante ese socio de relaciones asimétricas, de que solo la mayor calidad de los artículos y la eficiencia al producirlos, garantizan aceptación y rentabilidad en un marco internacional de crecientes exigencias y competidores difíciles.