A fines de diciembre se cumplieron 54 años de la masacre de Palma Sola, donde la Policía y el Ejército Nacional asesinaron a decenas de personas entre niños, jóvenes y ancianos.
La matanza se produjo el 28 de diciembre de 1962, una semana después de las primeras elecciones democráticas después del asesinato de Trujillo que ganó el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y su candidato, el Prof. Juan Bosch.
En la masacre murió el general de brigada Miguel Rodríguez Reyes y seguidores de Liborio Mateo, líder de un movimiento de carácter mesiánico y popular. A pesar del largo periodo transcurrido están vivas las interrogantes sobre las causas y razones que motivaron la tragedia que fue difundida a nivel mundial.
Al frente de las tropas que actuaron en Palma Sola estaba Francisco Alberto Caamaño Deñó, que tres años después encabezaría la revuelta de abril. El militar, con rango de mayor de la Policía Nacional, comandaba los famosos “cascos blancos”.
Este cuerpo élite recibió entrenamiento de oficiales del escuadrón mejicano que comandaba Mr. Parker, jefe de la Policía de Los Ángeles, Estados Unidos.
Su presencia en el país la gestionó el Departamento de Estado, previa solicitud de los consejeros de Estado Luis Amiama Tió y Antonio Imbert Barreras.
Otro miembro del contingente militar que actuó en Palma Sola fue el exjefe de la Policía Rafael Guillermo Guzmán Acosta, con rango de segundo teniente.
Se afirma que Caamaño fue herido por uno de los militares que acompañaban al general asesinado y que en la misma noche de la masacre fue referido a un centro hospitalario de EU.
Sobre la masacre se han tejido decenas de especulaciones. Unos le atribuyen razones políticas, mientras otros la ubican en sectores supuestamente interesados en detener las crecientes simpatías que irradiaba el liborismo y sus principales protagonistas: Los Mellizos de Palma Sola.
El movimiento mesiánico y popular comenzó meses después del asesinato del dictador Rafael L. Trujillo, cuando León Romilio Rodríguez Ventura, hombre de fuertes creencias religiosas, divulgó en la comunidad que “había sido interpelado por Dios, porque vio una noche a un anciano con largas barbas y bellas vestimentas blancas que le encomendaba una misión sagrada”, según revela el periodista Juan Manuel García en su libro “La Matanza de Palma Sola”, páginas 35-36.
Dos días después de las supuestas revelaciones recibidas por León Romilio, a su hermano Plinio se le apareció un niño de ojos azules, vestido con ropas doradas y pantalones cortos, que le pedía acompañara a su hermano “en la misión que Dios le encomendaba”.
De ahí en adelante las comunidades rurales de San Juan de la Maguana comienzan a identificar a los hermanos Rodríguez Ventura como “Los Mellizos”, quienes propagan la consigna de que “Cristo es hijo de Dios y nadie puede hacer daño a su prójimo”.
Los Mellizos comunicaron la situación a los sacerdotes católicos de la región y en varias ocasiones acudieron a la parroquia de los padres redentores en Las Matas de Farfán para invitarlos a que fueran a conocer su misión en Palma Sola, pero la petición fue rechazada por los curas.
El culto oficiado como parte de la misión de Los Mellizos despierta interés en todo el país, mientras para las autoridades regionales constituía una preocupación que comunicaron al “superior gobierno”.
El movimiento provoca reuniones continuas entre las autoridades locales (Gobernación, Ayuntamiento, Corte Judicial, Policía, Ejército, etc.), hasta que llegaron a la conclusión de que “Los Mellizos representan un foco de superstición y hay que tomar medidas rápidas y oportunas”.
Los memos al secretario de Interior, Tabaré Álvarez Pereyra, y al procurador general de la República, Antonio García Vásquez, eran constantes y en una última comunicación el procurador de la Corte de SJM, Dr. Tomás Miguel Suzaña, expresa a su jefe inmediato, el procurador general, que “solo espero órdenes para dar solución al asunto de Los Mellizos de Palma Sola”, al tiempo que manifestaba su preocupación señalando que “el público que asiste a esta superstición es desconcertante… pero ya usted sabe de la imposibilidad que señala el fiscal Santil Pérez”, que sostenía que las acciones del movimiento eran inofensivas.
Rodríguez Reyes. El general Miguel F. Rodríguez Reyes, cayó asesinato el mismo día del genocidio de las tropas militares contra los creyentes del Dios Liborio, el 28 de diciembre de 1962, hace ahora 54 años. Fue un militar de altos valores morales y su lealtad hacia Trujillo era inconfundible. “Todo lo que tengo se lo debo a Trujillo”, expresaba.
En una ocasión, según relata el exgeneral Rento Hungría Morel, el militar se presentó al Palacio Nacional profundamente preocupado porque Ramfis quería imponerle un oficial de menor jerarquía (miembro de su cofradía ) para que pasara revista a las tropas de la base de San Soucí, a lo que se negó rotundamente.
El motivo de la visita era entregar una carta de renuncia al dictador. Ya en el despacho, con Rodríguez Reyes de frente, Trujillo llamó a Ramfis por teléfono y le dijo: “Mira Ramfis, carajo, yo te he dicho mil veces que no te metas con mis oficiales viejos. Y te lo repito… no te metas con mis oficiales viejos”.