Panamá, ayer y hoy

Panamá, ayer y hoy

La ciudad de Panamá, al margen de sus variados atractivos turísticos, es conocida ante el mundo como el destino que abre sus “puertas” a miles de cruceros y barcos mercantes que surcan de un océano a otro, a través de su famoso y codiciado Canal.

Esta encantadora ciudad, enmarcada por bellos escenarios tropicales y selvas milenarias, ha sido siempre un importante punto de enlace entre países, por tierra, mar y aire, debido a su excepcional ubicación geográfica.

Durante el tiempo de la colonia se calcula que por allí pasó el 60% de toda la plata americana que salía de Nicaragua, Ecuador, Costa Rica, Perú y México para ser reembarcada y distribuida hacia otras regiones del Continente.

En definitiva el papel de Panamá como uno de los más importantes centros de expediciones en la historia de la conquista y colonización española, así como su función estratégica en el mapa de las rutas comerciales de la época, marcaron desde entonces el destino del istmo como territorio al servicio del tránsito internacional.

En 1519, el coronel segoviano Pedro Arias de Ávila, (Pedrarias Dávila) funda esta ciudad en la desembocadura del río Chagres. Los dos puntos más altos se reservaron para las Casas Reales y la iglesia mayor: símbolos de la Corona y de la iglesia católica. De esta forma Panamá se convierte en la primera ciudad española sobre el Pacífico americano.

Hoy día, la cosmopolita ciudad de Panamá mantiene en suspenso al visitante con el maravilloso contraste de su presente y su pasado.

Panamá Vieja

La Panamá Vieja inició con un puñado de sencillas chozas. Después se pasó a la construcción en madera y fue este material el que imperó a lo largo del tiempo. La piedra ya se usaba a fines del siglo XVI, pero sólo en edificios gubernamentales, iglesias, conventos y en las mejores casas. En esta histórica ciudad vivía una acaudalada elite de comerciantes y terratenientes.

Su importancia comercial despertó la codicia de los piratas. En 1671, la ciudad es atacada por el pirata inglés Henry Morgan, quedando en ruinas.

Dos años después se trasladó a lo que se conoce actualmente como el Casco  Antiguo, quedando abandonado el sitio de la vieja Panamá durante más de dos siglos. Esto hizo posible que se conservaran aquí valiosos restos materiales del pasado colonial y de la época prehispánica, lo que hoy permite estudiar los orígenes de la capital panameña.

En lo que hoy es el casco de la ciudad colonial, que se inicia en la Plaza de Francia, aún pueden verse los restos de las sólidas murallas, minúsculas fortalezas en las que otrora vigilaban los centinelas.

Allí se alza también el monumento en honor a los ingenieros franceses, iniciadores en la construcción del Canal Interocéanico.

Ayer, como hoy, la imponente Catedral Metropolitana, frente a la Plaza de la Independencia, domina el área en que se yerguen, unas en uso, otras en ruinas. 

Fuerte Amador

Con el propósito de vender a Panamá desde el punto de vista turístico sus autoridades impulsan la transformación de una antigua base militar estadounidense en un importante centro turístico de la capital con atractivos como un acuario diseñado por el arquitecto Frank Gehry y un bulevar.

El potencial turístico del Fuerte Amador, una de las 14 bases militares que controló Estados Unidos hasta 1999, radica en su privilegiada ubicación en la entrada del Canal por el litoral Pacífico, desde donde se disfruta de una espectacular vista de la capital.

Uno de los rasgos distintivos del sitio es un singular relleno de tierra extraída durante la construcción de la vía interocéánica para unir tres islas en un área conocida ahora como Calzada de Amador o “ Coastway”, a donde llegan a diario cientos de visitantes.

Alrededor de la calzada se han levantado pequeños negocios como restaurantes, marinas, hoteles y puestos de alquiler de bicicletas. 

Canal de Panamá a través de la historia

El Canal de Panamá se puede considerar como una de las grandes maravillas de las obras de ingeniería construidas en el mundo. “El material excavado en el Canal sería suficiente para construir una réplica de la Gran Muralla China desde San Francisco hasta Nueva York”.

Las obras se iniciaron el 1 de enero de 1880, a cargo de la Compañía Universal del Canal de Panamá.

En 1889 estalló un escándalo por maniobras fraudulentas que llevaron la empresa a la quiebra. Como consecuencia, se interrumpieron las excavaciones, cuando ya estaban terminados 33 kilómetros de obras.

El costo humano en la primera parte del proyecto fue muy alto: más de 22 mil trabajadores murieron por los frecuentes deslizamientos de tierra, por las explosiones accidentales de dinamita y las enfermedades tropicales.

Tres años más tarde se constituyó la Compañía Nueva del Canal de Panamá para completar la construcción. En 1903, Estados Unidos compró los derechos de la empresa francesa, pensando una vez más en los beneficios de controlar una vía interoceánica.

En esta época se mezclan política e intereses. Panamá, una provincia casi olvidada del extremo norte de Colombia, se independiza bajo el amparo de Washington, y comienza su vida como República, y como plataforma estratégica de Estados Unidos en la región. 

Sobre la construcciÓn

A cambio de US$10 millones, las autoridades del nuevo país otorgaron una autoridad plena y perpetua a Estados Unidos sobre una franja de 16 kilómetros de ancho a lo largo del canal.

Los deslizamientos de tierra continuaron causando estragos en la segunda fase de la construcción. La reanudación de las obras fue inmediata, aunque perduraron las malas condiciones de trabajo de la época francesa.

En 1905, el ingeniero ferroviario John Stevens quedó a cargo del proyecto, y suspendió los trabajos de excavación.

A partir de entonces, organizó una campaña de salud pública para controlar las epidemias de enfermedades tropicales, como la malaria y la fiebre amarilla.

Se procedió al drenaje de extensas zonas pantanosas, se instalaron redes de agua potable y colectores, y se construyeron nuevos pueblos en la zona.

Palas mecánicas gigantes a vapor aliviaron en parte el duro trabajo de la construcción del canal.

Asimismo, Stevens rediseñó el proyecto, dado que era inviable seguir construyendo el canal al nivel del mar. Observó la necesidad de construir un sistema de esclusas, y un gran lago artificial en la desembocadura del Río Chagres, con lo que además se contaría con una fuente de energía hidroeléctrica que abastece a todas las instalaciones.

Con el respaldo de una eficiente infraestructura ferroviaria, también diseñada por Stevens, las obras se reanudaron una vez más en 1907 con una plantilla de 24.000 obreros.

El trabajo confirmó una vez más su dureza, y un total de 5.000 personas perdieron la vida en la etapa estadounidense, la enorme mayoría inmigrantes del Caribe. El tramo más difícil lo constituyó el llamado Corte Culebra o Gaillard, que atraviesa la columna vertebral del continente, de donde se removieron 300.000 toneladas de rocas.

Las esclusas del Canal de Panamá se encuentran entre las mayores estructuras construidas por el hombre. Atravesar el Canal de Panamá dura aproximadamente nueve horas.

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