SAN SALVADOR. Las pandillas de El Salvador aseguraron este jueves que están dispuestas a trabajar con el nuevo gobierno del presidente Salvador Sánchez Cerén en la búsqueda de una salida a la violencia, de la cual se responsabiliza a estos mismos grupos delictivos.
«Queremos otorgarles el beneficio de la duda y reiterarles nuestra disposición y voluntad de contribuir en la solución del más grave problema que agobia al país: la violencia», señalaron las pandillas en un comunicado. El documento no plantea peticiones ni ofertas concretas para el gobierno, que se estrenó el 1 de junio, pero deja entrever el interés por entablar algún tipo de diálogo.
La autenticidad del comunicado fue confirmada a la AFP por el ex jefe guerrillero Raúl Mijango, mediador en una tregua pactada por las mayores pandillas del país en marzo de 2012.
Al documento, que refleja la posición de «los voceros nacionales» de las pandillas Mara Salvatrucha (MS-13) y Barrio 18, las más numerosas, también se sumaron otras tres pandillas minoritarias.
Para esas agrupaciones, el último año del gobierno anterior, del ex presidente Mauricio Funes, fue «el período más complejo para trabajar por la paz en El Salvador» debido a los constantes operativos contra el crimen de los cuerpos policiales.
Inicialmente, la tregua produjo una reducción de los homicidios de 14 a 5 diarios, pero en los últimos meses la incidencia de asesinatos ha vuelto a aumentar hasta 9 por día, así como las extorsiones que afectan principalmente a pequeños empresarios. Por esta situación, la vigencia y eficacia de la tregua es puesta en duda por diversos sectores.
En su comunicado, las pandillas llamaron tanto al gobierno como a organizaciones de la sociedad civil como las iglesias y a los empresarios a «aprovechar la oportunidad» de «construir la tan anhelada paz».
De acuerdo con cifras oficiales, unos 10.000 pandilleros se encuentran en las cárceles, pero en las calles salvadoreñas hay otros 50.000.