Para algo deberían servir los años de militancia en los partidos

Para algo deberían servir los años de militancia en los partidos

Teófilo Quico Tabar

Si la JCE, el Congreso y los propios partidos no toman conciencia de que se hace necesario establecer reglas rígidas y firmes mediante la aprobación de las leyes Electoral y de Partidos, comenzando por establecer que la militancia, no solo represente sus actas de nacimiento, sino lo que valide las posibilidades de alcanzar cargos en las direcciones de los mismos, así como candidaturas a todos los niveles, de nada valdrían cientos de artículos y medidas, que al fin y al cabo darían a traste con las organizaciones.

Debe hacerse constar claramente en las leyes, como ocurre en los clubes y sindicatos, que solo los miembros activos pueden lograr cargos directivos y electorales. Y consignar que para lograrlo es necesario tener determinados años de militancia. Esa sería la mejor, para no decir única, manera de preservar los partidos. Estableciendo que solo los miembros o militantes consignados en Padrones depurados y de conocimiento general, pueden tener acceso a las dirigencias de las organizaciones, así como a aspirar a cargos electivos.

Que se establezca claramente que los padrones deben ser saneados y de conocimiento público. Que sin padrones saneados y publicados, no se aceptarán convenciones para elegir directivos ni candidatos. Que cada renuncia, expulsión o sanción de los miembros, sea comunicada a la JCE y de conocimiento general.

Que ninguna persona expulsada de un partido o que renuncie del mismo, si acaso decidiera ir a otro partido, pueda, bajo ninguna circunstancia, optar por cargos directivos en el nuevo partido, ni mucho menos candidaturas a ningún nivel. Que solo podrían hacerlo, luego de rebasado el proceso electoral próximo a la expulsión o renuncia. Eso ayudaría a eliminar y disminuir lo que se denomina transfuguismo.

Otro aspecto que hay que recordar es que, el clientelismo de que tanto se habla, no lo prohíja la clientela partidaria, sino que, quienes lo promueven y desarrollan son los dirigentes, especialmente quienes tienen dinero para ofrecer y dar. Y eso de alguna manera se podría tipificar como un método de corrupción pasible de sanción. Pero ese clientelismo, que en cierto modo aparea la corrupción, se desarrolla más cuando los partidos tienen las puertas tan abiertas, que cualquiera, por el solo hecho de contar con recursos, pueda optar por cargos directivos y electorales pasándole por encima a los viejos militantes.

Porque muchos militantes de partidos, desarrollados en diferentes barrios y localidades, se han preparado, entre otras cosas, para poder acceder a posiciones dirigentes y electorales. Pero si notan que eso de nada vale, sino que lo importante es contar con recursos, y pecan, sin darse cuenta, el sistema, o sea, los partidos, la Junta Central Electoral y los demás organismos, en cierto modo colaboran y se hacen cómplices para que así ocurra.

En materia política y electoral, debería establecerse de manera clara y concreta, que los que quieren dirigir o ser elegidos, deben estar inscritos en los partidos y acumular los méritos suficientes para ello. Así se eliminaría el paracaidismo y el transfuguismo que tantos daños han causado a la institucionalidad partidaria. tabasa1@hotmail.com

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