El Partido Laborista de Reino Unido anunció ayer que, si llega al poder, obligaría a las empresas de más de 250 trabajadores a dar un 10% de las acciones a sus empleados, una medida que ha causado una fuerte reacción en Reino Unido y que, según los expertos, llevará a las empresas a reducir de forma su rentabilidad y la creación de empleo. Las acciones estarían en un fondo denominado Inclusive Ownership Funds, que pagará dividendos anuales de un máximo de 500 libras por empleado. El capital restante sería usado por el Gobierno para un «fondo social» que ayudará a pagar los servicios públicos. John McDonnell, portavoz de Economía de los laboristas, dijo en el congreso anual que celebra el partido en Liverpool, que el objetivo también es nacionalizar empresas y servicios como el agua. «Cuanto mayor sea el caos que heredemos, cambios más radicales debemos hacer», dijo.