“Cristo es mi salvador”

“Cristo es mi salvador”

Don Bienvenido Lizardo, “Lino” para sus familiares y amigos más cercanos, es un reputado pastor evangélico de 101 años de edad, 71 de los cuales los dedicó al pastorado, y una mente lúcida, capaz de repetir de memoria proverbios bíblicos que predicó durante décadas en el púlpito de iglesias y congregaciones, o leer minuciosamente artículos y crónicas periodísticas de los diarios de circulación nacional del país.
El timbre de su voz es firme, igual que su afán de predicar las enseñanzas del Señor, pese a que hace meses sufre quebrantos de salud. La edad se le vino encima y, después de 71 años en el pastorado “sirviéndole al Señor para mi bien”, se retiró a descansar. En la Iglesia de Dios Pentecostal Dominicana perdura su legado, sus prédicas, recuerdos y enseñanzas. El lugar de Bienvenido Lizardo será ocupado por su discípulo, el pastor Henry Terrero.
Lino nació en la comunidad Eneas, provincia La Altagracia, Higüey. Su padre era carpintero y su madre doméstica. El matrimonio procreó diez hijos, nueve de ellos fallecidos. En sus años de juventud el legendario pastor se dedicó al comercio y la ganadería. Y, en momentos de ocio, enamoraba a las muchachas del pueblito. Llegó a tener cinco novias “y una mujer que mudada en la casa de su hermano”.
Lino contrajo matrimonio en 1937 con Tina. En 1975, año de matrimonio procrearon tres hijos, de los cuales sobreviven dos. Inició el pastorado en La Romana, en 1945. Fue fundador de la Iglesia Asamblea de Dios, de esa ciudad. En enero de este año abandonó el pastorado por problemas de salud.
Por discrepancias con misioneros norteamericanos, Lino fue trasladado a Santiago, precisamente cuando acababa de construir el templo central de la Asamblea de Dios, pero disgustado, aprovechó una conferencia en La Romana y renunció. Posteriormente fundó el templo Asamblea de Dios, en la calle París, antes de que esa vía fuera remodelada. Cuando desalojaron viviendas para construir edificios, en la década de los años 80, el templo fue edificado en la calle Federico Velásquez y posteriormente a la calle Samaná esquina Doctor Betances, Distrito Nacional. Allí, en la Iglesia de Dios Pentecostal Dominicana perduran los recuerdos y el legado de Lino Lizardo. “Mis padres, mis hermanos, fallecieron. Solo quedo yo, con la gracia y la misericordia de Dios”.
“Dios me ha ayudado a mantenerme, sin problemas. Ahora, con una edad tan avanzada, tengo problemas de salud. Todavía puedo leer, incluso el periódico todos los días; el timbre de mi voz no se ha alterado y todo eso es porque Dios me ha ayudado mucho, y le agradezco al Señor porque es para mi bien”.
Testimonio de Lino. “Yo me convertí a la edad de 21 años, en 1937: para esa época tenía cinco novias y una mujer en casa de un hermano de ella. No quería convertirme, pero Dios tocó mi corazón. Un día caluroso fui a darme un baño en un río cercano a mi hogar y, como buen nadador, zambullí profundo, hasta el fondo; repentinamente comencé a escuchar en mi interior el llamado a convertirme.
Me resistía tapándome, bloqueando la llamada interior que escuchaba desde la profundidad. “Arrepiéntete, arrepiéntete, pero no quería arrepentirme. Zambullí hasta el fondo, soportando el mayor tiempo posible la presión, y lo repetí tres veces, hasta que la tercera fue la vencida: subí a la superficie, convencido de que todo parecía inútil. Salí del agua y cuando estaba vistiéndome murmuré: Señor, reprende a Satanás, que no quiere que yo me convierta. En ese momento estaba satisfecho de la decisión que había tomado.
Fui a casa de mi madre. Ella colaba café y le comenté: Mamá, me voy a entregar al Señor, porque Dios me llamó y no puedo hacer otra cosa que rendirme a sus pies. Mamá me pidió que esperara el café, pero yo respondí: “No, no, no, tengo que irme”. Fui a visitar a un pastor amigo. Le dije: vengo a rendirme a los pies de Cristo. Desde ese momento he servido al Señor, agradecido siempre de que él me haya concedido el poder conocerlo y servirle, de aceptarlo como mi único salvador”.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas