Patas arriba

Patas arriba

Millizen Uribe

Al observar las condiciones socio-económicas y políticas del país, muy pocos dudarían de que se trata de una “república bananera” donde reina el caos.

Lo de bananera puede herir el orgullo nacional. Lo sé. Pero el término es correcto en referencia a una nación empobrecida, con un grave déficit institucional, donde la corrupción permea varias esferas de la vida nacional y las leyes no se cumplen.

Más cuestionable sería lo del caos, porque la teoría del caos, rama de las matemáticas, la física y otras ciencias, que estudia sistemas complejos y dinámicos, señala que incluso dentro de sistemas caóticos, y a primera vista poco predecibles, hay un orden.

Entonces la conclusión sería que en República Dominicana hay un orden, pero un orden invertido. De ahí que sea fácil coincidir con Galeano y su planteamiento de que existen sociedades que están patas arriba.

La República Dominicana está en los primeros lugares de esa lista. Algo fácil de deducir al ver escenas como la del martes pasado, en la cadena humana frente a la OISOE, donde agentes de la institución obligada a proteger la ciudadanía, atacan con palos y gas pimienta a quienes luchan por un país mejor.
Pero cuando se hace uso de la fuerza con tal magnitud, es porque se carece de razones y argumentos.

Estamos al revés. Se agrede y se persigue a quienes luchan contra la corrupción y se pacta y milita con los grandes corruptos.

El país está patas arriba. Mientras nuestro devenir histórico debería de estar trillando sendas del avance, marchamos hacia atrás en respeto a derechos fundamentales como la libertad de protestar, que conlleva en sí libertad de expresión, de reunión y de libre asociación, reviviendo épocas como los 12 años de Balaguer, donde la represión era la respuesta a quienes luchaban por sus derechos.

El país está patas arriba y no hay ante quien recurrir para enderezarlo. Quienes están llamados a ser garantes del sistema de justicia son los primeros que prevarican y conspiran contra él.

Órganos como el Ministerio Público, abandonan los casos por intereses políticos-partidarios e ignoran su deber representar la ciudadanía y sostener la pretensión penal en el tribunal penal.

Los partidos políticos tradicionales, instrumentos que en su origen tenían como misión representar los intereses ciudadanos, son viejas maquinarias, engrasadas sólo por la avaricia y la maldad, que marchan sólo para acumular más dinero y poder para sus altos dirigentes y socios.

Es por eso que ante esta sinrazón debe erigirse un poder ciudadano. Un quinto poder capaz de empujar con fuerza a la construcción de un país democrático, equitativo, justo y digno para todos. Porque ahora mismo la República además de inconclusa, está al revés.

El martes rompieron la cadena humana y sacaron a las persona patas arriba. Pero todos los días rompen e ignoran la voluntad, el interés y el bienestar popular y producto de esto el país entero está patas arriba.

Millizen Uribe

Millizen Uribe

Periodista. Editora del Periódico HOY Digital

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