PATRICIA SHIRA en sus pinturas arquitectónicas de tierras prometidas

PATRICIA SHIRA  en sus pinturas arquitectónicas  de tierras  prometidas

La primavera pasada ya nos había sorprendido con su exhibición en Casa de Teatro, donde reconocimos en ella un duende artístico que aparentemente retenía por años, como si fuese, y lo es, lanzarse al mundo del arte, cuando en tu familia el nombre y apellido te imponen discreción y prudencia.
Lo importante es que en sus obras se nota personalidad, estilo, composición y cromática propias, surgidas de un camino de vida visual.
La obra que hemos visitado en primavera asegura toda la influencia y el color del trópico con una ejecución minuciosa en las luces y las sombras, así como en los sujetos de la flora y de la fauna caribeña directamente expuestos al aire libre como una vegetación que retumba en la tela con unos verdes musgos hasta el intenso verde oscuro de las palmeras.
Sus colores honran la tierra insular con variaciones del blanco al ocre en trazos seguros en los que la anatomía de los árboles y de las flores se convierten en formas, en andamios y en estructuras en las que una joven iguana puede protegerse del sol en una enramada.
El dibujo de Patricia Shira Mano, es estructural y formal con mano de arquitecta, que también se ejerce en los cuerpos femeninos voluptuosos con una voluntad gráfica llena de humor y divertimento cuando la artista dedica su talento a figuras de majas sacadas de un Palacio veneciano, o de una taberna española frecuentada por la reina Cristina de Suecia…
Los retratos de figuras humanas son de factura clásica con un toque de realismo que las ofrece en carne y hueso al mundo del erotismo abierto. Este trópico de sensualidad, humor y naturaleza puede responder a la tierra prometida de los conquistadores “El Dorado”, soñado, pero también perdido.
Los artistas que emigran y viajan por el mundo como en el caso de esta artista, siempre llevan en el sueño y en el recuerdo imágenes y colores que se embellecen con el sentimiento y la nostalgia.
En este ángulo, ya el trabajo de la primavera expuesto significaba algo de Tierras Prometidas, como si ese trópico que la pintura expuso entonces ya fuera parte de un sueño que regala la tierra ideal reencontrada por una memoria sublime.
La segunda tierra se presenta en Sosúa, Puerto Plata, con un profundo sentido del viaje. La pintora reside actualmente y hace años en Israel, lo que la mueve hacia a Sosúa, por ser un símbolo de la comunidad judía que reside y vive en el lugar desde hace varias décadas participando en el desarrollo de la villa y de la cultura local con una gran participación de la sinagoga, única existente en el país. Todos estos aspectos justifican que Patricia Tolentino, como le conocí desde pequeña, haya llevado al plural el título de la exhibición, como una manera de enlazar sus dos mundos visuales, el trópico y la tierra de Moisés.
En la exhibición “Tierras Prometidas”, la arquitectura urbana se impone con un recurso gráfico de geometrías y volúmenes que representan las ciudades de Israel.
La distribución del espacio en la tela significa el amontonamiento de la población en espacios urbanos ancestrales recogidos en sus meninas, en sus centros religiosos desde la creación del mundo. En los cuadros, se imponen los monumentos religiosos, tales como sinagogas e iglesias católicas ortodoxas, resaltando una tierra nacida de la fe.
Vemos muy poca presencia humana en medio de las estructuras urbanas como si lo humano siguiera reguardado en la interioridad del templo y del hogar, o tal vez por un toque de queda…En el conjunto se parecía una armonía, un silencio, un ambiente de recogimiento y serenidad en todas las formas arquitectónicas con un silencio que impone pensar.
Entre el blanco de las casas de las mayorías, el ocre de los adobes de los muros, se desprende el color oro de las cúpulas de las iglesias bizantinas que marcan una presencia vital.
En algunas obras salimos de la ciudad y alcanzamos la llegada al mar con el simbólico pescador significado bíblico de la humildad y el trabajo.
También, logramos alcanzar remansos de vida en oasis con riachuelos que animan parques de vegetación y sosiego en el desierto.
El camino visual de esta artista nutre su obra como una línea cromática que nació en el trópico de su origen, que viajó el mundo y que se reencuentra con el origen de la tierra prometida de Medio Oriente, en los caminos y senderos de todas las tribus arameas.
Es con el color y la forma que Patricia Shira Mano nos narra todo el viaje interior y espiritual que ella ha trazado en su obra.
Ese camino que deviene arte es el resultado intelectual y estético de quien vive con la conciencia del origen y el compromiso con el presente, de su trayectoria en Francia sacó la formación adulta e intelectual que le dio los instrumentos de captar el medio ambiente estético y gráfico de su nacimiento dominicano donde experimentó sus primeros años de infancia y adolescencia, para seguir un camino propio en París, y reapropiado en las tierras de Israel.
Ahora bien, llevar todo el viaje a la tela responde a una filosofía o estética que confirman un talento narrativo con el dibujo y la pintura y marca una gran sensibilidad de la artista con profesionalidad y eficiencia técnicas.
Frente a esta obra de evidente tendencia realista y figurativa se desliza una vena que queda abierta hacia el hiperrealismo o el surrealismo.
Entendemos que Patricia Shira Mano Tolentino tiene una disposición natural hacia esas dos tendencias tanto por su espíritu intelectual como por su formación académica, con un dominio perfeccionista de los espacios y de las formas que nos invitan a asegurar que podemos esperar de esta artista una obra sostenida y seria; talento e inteligencia no faltan, ideas tampoco sobre todo, cuando la experiencia existencial lleva a los creadores a vivir y a convivir en lugares excepcionales, donde la luz y el color se imponen a la idea.
De esas “Tierras Prometidas” ya arrancó la obra, y tenemos la gran ventaja de disfrutarla en el Caribe, justamente gracias a la investigación de una artista nacida en Santo Domingo, de origen francés y, parte de Israel también.

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