Pautas alimentarias para los más pequeños

Pautas alimentarias para los más pequeños

Adquirir buenos hábitos alimentarios en la infancia es fundamental para la salud de los niños, tanto en el presente como en el futuro. Además, la alimentación saludable permite combatir un mal de los últimos tiempos: la obesidad infantil. Un pediatra ofrece recomendaciones para que los más pequeños lleven una dieta adecuada.
Para ello, es fundamental afianzar un estilo de vida saludable desde la infancia, en el que la alimentación juega un papel primordial.
Calidad de la alimentación. Así, Carlos Casabona, pediatra, autor del libro “Tú eliges lo que comes” y del blog del mismo título, señala que los niños, al igual que el resto de la familia, tienen que tomar alimentos saludables, entre los que deben predominar los de procedencia vegetal sobre los de origen animal.

Respecto a la distribución a lo largo del día, afirma que puede ser “totalmente aleatoria”.

Esto significa que “se puede desayunar una tortilla con una rebanada de pan integral untado con tomate o cenar fruta y un vaso de leche, por poner un ejemplo”, aclara.

Del mismo modo, el pediatra desmiente la creencia extendida de que los niños deben hacer necesariamente cinco comidas al día. “No hay establecido ningún número de comidas en los estudios más serios. Lo importante no es el número, sino la calidad y cantidad de comida que se le ofrece al niño”, asegura.

“Vamos a imaginar que un niño se levanta sin ganas de desayunar y los padres le animan e insisten con un bol de cereales azucarados con chocolate porque el niño ‘sólo’ hace tres comidas al día y consideran que le faltan dos para llegar a esa teórica (pero falsa) cifra de cinco diarias. En un caso así, es mucho mejor que no desayune a que lo haga de esa manera insana”, manifiesta.

Asimismo, es habitual que los padres pretendan que el niño coma una cantidad mucho mayor de la que en realidad necesita.

“Es una auténtica constante en nuestra sociedad, fruto de creer que por comer más crecerá más y estará más sano, cuando sabemos que el apetito de los niños debe ser respetado. Sólo el niño sabe cuánto debe comer, como cualquier otro ser vivo. Por otra parte, la talla de un niño está mucho más determinada por la genética que por la alimentación, salvo casos extremos de enfermedades crónicas y graves”, detalla.

De igual manera, los especialistas de la Asociación Española de Pediatría afirman que los padres son los encargados de que los alimentos sean variados y nutritivos, pero la cantidad casi siempre la deciden los niños.

“Su papel es ofrecerles una alimentación sana, el apetito lo ponen ellos”, destacan.

Además, explican que esta actitud ayudará a prevenir la obesidad y a conseguir “que toda la familia disfrute con las comidas”.

Agradable y cordial. “El ambiente a la hora de comer en familia ha de ser agradable y cordial”, afirma Carlos Casabona.

El pediatra señala que esto desaparece en el momento en el que alguien obliga, insiste o alza la voz para que el niño acabe el plato o coma algo que no le gusta.

El experto indica que hay algunas estrategias que suelen funcionar para que comer en familia sea “un acto verdaderamente saludable”, por ejemplo, que los niños ayuden a elegir los alimentos en el mercado, colaboren en su preparación en casa o ayuden poniendo la mesa.

“Si son muy pequeños, con respetar su apetito es más que suficiente”, puntualiza.

Casabona insiste en que nunca se debe obligar a los niños a comer un alimento que no les gusta, pues lo único que conseguiremos es que lo odien durante décadas.

“Teniendo en cuenta la gran cantidad de alimentos saludables que tenemos a nuestro alcance en la actualidad, es absurdo. Además, está la cuestión moral de que supone una humillación y una falta de cariño y consideración a su persona”, expresa.

El especialista añade que, tanto Carlos González, pediatra que ya hablaba de esto hace 20 años en su libro “Mi niño no me come”, como el dietista-nutricionista Julio Basulto, en su libro “Se me hace bola”, lo han dejado más que claro. Por lo tanto, reitera que es un error obligar a los niños a comer.

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