Pederastas ¿Efermos o depravados?

Pederastas  ¿Efermos o depravados?

Son los pederastas enfermos mentales o delincuentes? ¿Se pueden rehabilitar? En las respuestas a estas preguntas pueden estar las claves para la solución al problema de los abusos sexuales a menores, cuya dimensión se desconoce con exactitud, aunque según estudios publicados por Unicef es más frecuente de lo que parece.

El psiquiatra César Mella advierte sobre lo fácil que es para los abusadores captar a sus víctimas mediante regalos de golosinas.

Mella explica que los pedófilos se manifiestan de diferentes maneras y aclara que desde la óptica del psiquiatra estamos frente a una condición denominada parafilia, “los trastornos parafílicos son: voyeurismo, espiar las actividades privadas de otra persona; exhibicionismo, enseñar sus genitales; frotteurismo, frotamiento o fricción a otra persona sin su consentimiento; masoquismo sexual, someterse a sufrimientos con fines sexuales; sadismo, infligir sufrimiento a otro con fines sexuales; trasvestismo, trasvestirse para excitar sexualmente; fetichismo, uso de objetos con fines sexuales y, por último, pedofilia, que es la fijación sexual e interés en los niños.

Al margen de casos sonados como los del el exnuncio apostólico, Jósef Wesolowski y el sacerdote Polaco Wojciech “Alberto” Gil, acusados de abuso sexual a menores, la pederastia sigue siendo una realidad oculta por la naturaleza de quienes llevan a cabo los abusos, que esconden su proceder porque son conscientes de que lo que hacen no está bien, independientemente de que estén o no enfermos.

En lo que se refiere a este aspecto, los expertos en salud mental no tienen dudas: los pederastas son enfermos mentales, aunque pueden evitar cometer sus aberraciones con un tratamiento adecuado, al menos en su gran mayoría.

“Son gente con trastornos de personalidad (frecuente en antisociales), de todas las clases sociales. En Estados Unidos se estima que hasta un 3.5 de la población adulta o son pedófilos o han sufrido abuso sexual en la niñez, y algunos terminan imitando el comportamiento al cual lo han inducido figuras significativas en el pasado”, dice el doctor Mella.

Estudios internacionales. “La mayoría de los pederastas suelen ser psicópatas”, confirma el psiquiatra Lluis Borrás, profesor de Medicina Legal de la Universidad de Barcelona, que advierte de que son “muy difíciles de detectar”, porque “tienen una vida social normalizada” y suelen dar salida a sus instintos en la intimidad. Borrás cree también que los pederastas pueden curarse, aunque no siempre. “Los hay incorregibles, individuos con una gran impulsividad que no asimilan los tratamientos; son peligrosísimos”, subraya.

Otros datos publicados en la página www.unicef.es resaltan que desde la psicología también se considera al pederasta un enfermo, que se dirige a los niños porque ve en el sexo con sus iguales algo amenazante e intimidatorio. “Pero se le pueden imputar delitos porque, a diferencia del enfermo que no distingue entre realidad y delirio, sí sabe lo que hace”, según explica la psicóloga Elena de Marianas, del Colegio de Psicólogos de Madrid.

Varón. En su inmensa mayoría los pederastas son varones por dos razones: que el origen de la disfunción puede estar en un trastorno hormonal de la gestación en el que interviene la testosterona y, porque en las mujeres el instinto maternal reprime el impulso de agredir a un niño pequeño, según el referido análisis hecho por el profesor Lluis Borrás.

Psicópatas. La mayor parte de los pederastas, sobre todo los que agreden a niños en la etapa de la pubertad, son psicópatas que no tienen sentimientos de culpa, y en torno a un 3% son incorregibles.

Cuidar los niños. El doctor César Mella, quien fue presidente de la Asociación Psiquiátrica de América Latina (APAL), hace algunas recomendaciones a los padres para cuidar a sus hijos del acoso de los posibles pedófilos.

“Explicándole cuáles son sus zonas privadas o íntimas, hablarles según edad del significado del sexo y de su uso responsable, advertirles a hembras y varones que no permitan toques , ni besuqueos ni confianzas extrema de extraños, ayudarles a conocer su erotismo como algo natural”, explica el doctor Mella.

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