La capital de la República Popular China, Pekín, se ha convertido en la nueva capital con mayor número de multimillonarios del mundo, según la revista Hurun, el Forbes oriental.
Actualmente, la capital del país comunista más grande del mundo ha desbancando a Nueva York, ciudad capitalista por excelencia, como la urbe con más multimillonarios.
En concreto, Pekín suma un número de 100 multimillonarios respecto a los 95 que viven en Nueva York.
Asimismo, China es el país con más ricos del planeta con un total de 568 respecto a los 535 de Estados Unidos, que ocupa la segunda posición, informa la publicación Evasión.
Después de Pekín y Nueva York, es la capital de la Federación Rusa, Moscú, la que ocupa el tercer puesto del ranking de ciudades con sus 66 multimillonarios.
Respecto a la lista de países, la revista Hurun posiciona a India y sus 111 multimillonarios como el tercer país con más ricos.
En cuanto a nombres, Hurun establece a Bill Gates, Warren Buffet y Amancio Ortega en el podium de las personas que amasan una fortuna valorada en más de 1,000 millones de dólares.
Finalmente la revista de negocios China apunta que el número de multimillonarios en el mundo se contabiliza en 2.188 personas, es decir, un 50% de multimillonarios más que en 2013.
Li Ka-Shing sigue siendo el hombre más adinerado del gigante asiático, con una fortuna de 33.500 millones de dólares.
Le siguen Lee Shau Kee, con una fortuna de 25.000 millones de dólares; Jack Ma, con 22.200 millones de dólares; Cheng Yu-tung, con 15.000 millones de dólares, y 5. Robin Li, con 14.700 millones de dólares.
Luego están los hermanos Thomas y Raymond Kwok, con fortuna de 14.700 millones de dólares; Ma Huateng, con 14.400 millones de dólares; Lui Che Woo, con 13.400 millones de dólares; Wang Jianlin, con 13.200 millones de dólares y Li Hejun, con 13.000 millones de dólares.
La proliferación de ricos en China ha hecho que surja la llamada generación de los fuerdai, conocida por sus excesos.
Los integrantes de esta generación no son simplemente una incomodidad para las autoridades, el Partido Comunista parece considerarlos una amenaza económica o incluso política.
El propio presidente Xi Jinping abordó el tema este año, aconsejando a la segunda generación «meditar sobre el origen de su riqueza y cómo comportarse tras volverse ricos».
Un artículo publicado por el Departamento de Trabajo del Frente Unido, la agencia que gestiona las relaciones entre el partido y las élites no partidistas, apuntó: «ellos sólo saben presumir su riqueza, pero no saben cómo crearla».
Algunos gobiernos locales han tomado medidas para reeducar a su élite millonaria; en junio, según el Beijing Youth Daily, 70 herederos de las más importantes empresas chinas asistieron a clases sobre la piedad filial y el papel de los valores tradicionales en los negocios.Aunque la campaña anticorrupción de Xi ha frenado algunas de las más escandalosas ostentaciones de riqueza, la brecha entre ricos y pobres sigue siendo evidente en las calles de Beijing, donde conviven carritos de vendedores de frutas y Audis negros.
Ahora, mientras la economía se desacelera y el partido busca chivos expiatorios, los fuerdai están en la frágil posición de tener que justificar su existencia.