El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y muchos congresistas demócratas y republicanos comienzan el nuevo año buscando pelea.
Cuestiones por resolver que se dejaron de lado en 2017 para tratar la reforma fiscal resurgirán a comienzos de 2018 y le darán a Trump la oportunidad de enfrentarse al establish- ment de Washington, como viene prometiendo desde que lo eligieron.
El presidente quiere el muro en la frontera con México que prometió cuando era candidato, pero ese proyecto no pasó de prototipos en el desierto del sur de California.
Los demócratas quieren protección para jóvenes inmigrantes indocumentados a los que trajeron al país de niños y cuya vida se vio conmocionada por la decisión de Trump de poner fin a un programa que los salvaba de la deportación.
Los republicanos deben cumplir promesas de contener el alcance del Gobierno federal con la esperanza de evitar que los aplasten en las elecciones legislativas de noviembre.
«No van a regresar cantando juntos la canción de ‘La novicia rebelde’. Enero va a ser conflictivo», dijo el viernes en entrevista Mark Meadows, representante republicano por Carolina del Norte y presidente del conservador Freedom Caucus de la Cámara.
Año complicado. Una pelea por el gasto público y la inmigración este mes podría arrastrarse todo el año y abarcar cuestiones aún más importantes: la campaña del presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, para recortar gastos en la red de seguridad social, y la promesa de campaña de Trump de financiar un enorme plan de construcción de infraestructura. El contexto de esas batallas lo dan las elecciones legislativas de noviembre, en las cuales los demócratas anhelan quedarse con una o ambas cámaras del Congreso, lo cual frustraría la agenda de Trump por el resto de su mandato.
Y sobre todos los asuntos de Washington pende la extensa investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre la interferencia de Rusia en las elecciones de 2016, que ya salpicó a dos altos funcionarios del equipo de campaña de Trump y a un asesor. No hay señales de que la investigación esté por terminar, pese a lo que dijeron los abogados de la Casa Blanca a fines del año pasado.
Si esta semana fracasa un intento urgente de cerrar un acuerdo sobre gasto e inmigración, puede que una vez más el Gobierno federal quede al borde de quedar paralizado.
Plazos. El año pasado, el Congreso pospuso varias veces la aprobación de leyes para financiar el Gobierno hasta octubre. Algunos demócratas quieren usar el próximo plazo, el 19 de enero, como palanca para obligar a Trump a firmar leyes que protejan a los jóvenes inmigrantes indocumentados conocidos como «Dreamers» (soñadores). El viernes, Trump dijo que no lo hará a menos que los demócratas accedan a financiar el muro en la frontera y una reforma más amplia y polémica del sistema inmigratorio.
Meadows admitió que los líderes republicanos y los demócratas podrían acordar límites al presupuesto, una subida de los niveles de gasto y hasta enviar más ayuda a los estados golpeados por huracanes y a Puerto Rico, además del proyecto de ley de 81,000 millones de dólares aprobado en la Cámara en diciembre. Un acuerdo mutuo semejante probablemente podría aprobarse con apoyo de los demócratas y sin votos conservadores.
Pero bajo ninguna circunstancia Ryan debería sumarle un acuerdo inmigratorio a ese proyecto, dijo Meadows.
«Si los líderes republicanos hacen eso, habrán demostrado que no pueden liderar», dijo.