Dionisio Soldevila 
La vida somete a la gente a pruebas de todo tipo.
Y para los atletas, las situaciones para mantenerse en el terreno de juego son muchas.
Malas rachas, dolores de cabeza, managers difíciles, compañeros poco cooperativos.
Cualquier cosa puede entorpecer y dificultar la existencia de un jugador.
Pero para David Ortiz, nada fue más difícil, en sus 20 años en Grandes Ligas, que la noticia que recibió el 1 de enero del 2002, cuando lo llamaron para informarle que su madre Angela Rosa Arias había tenido un accidente en el que perdió la vida.
“En la carrera uno tiene momentos muy difíciles. Creo que el momento más difícil de mi carrera fue cuando perdí mi mamá. Uno nunca logra recuperarse de eso, pero creo que ella desde el cielo me dio fuerzas para seguir adelante”, recuerda Ortiz al conversar con redactores del Periódico Hoy.
Hace tres años, su padre Leo Ortiz recordó ese momento para este mismo diario, en una serie de trabajos que se hicieron sobre el retiro del Big Papi.
David sufrió mucho ese hecho. Recuerdo que ese día él no quiso salir de la casa aunque muchos amigos lo invitaron a salir. Recibí una llamada en el teléfono y me dijeron que había habido un accidente con Angela en camino a Haina. Ahí salimos, al llegar, ella estaba tirada en el pavimento, y David solo se tiró del carro para abrazar a su madre”, recordó Leo Ortiz sobre el hecho en aquel entonces.
Su padre: más que un amigo
David Ortiz siempre ha dicho y da de consejo a todos los niños con los que habla, que sigan los consejos que sus padres les dan.
En su caso, su padre Leo Ortiz siempre ha sido una figura que lo ha encaminado y frecuentemente se le veía en actividades de su organización con su hijo.
“Papá siempre ha estado ahí y me dio todo tipo de consejos para que saliera adelante en el juego”.
