Personajes y calles de mi vieja ciudad (12)

Personajes y calles de mi vieja ciudad (12)

Las Calles que bordean el Parque Independencia tenían su atractivo particular. En la acera norte, en Las Mercedes entre Palo Hincado y Mariano Cestero, había un restaurant chino muy de moda entonces, “El Mario” . Aquí degustábamos los famosos egg-roll, los chicharrones de pollo, la langosta a la thermidor y su exclusivo “Plato azul”. En esta misma cuadra estaba el Hotel Presidente, luego llamado Europa, que marca el kilómetro 0 de la ciudad, y en la esquina con la Palo Hincado, la farmacia Esmeralda. Siguiendo esta calle, frente al Baluarte había diferentes negocios, la Cafetería 1 y 5, que ofrecía los deliciosos “Palermos” -bizcocho con crema- y los “Matagallegos”, y el Restaurant El Acordeón.

En la acera sur, en la esquina Arzobispo Nouel con Palo Hincado, había un establecimiento de comestibles, la Casa Pérez, y en la esquina con la calle Pina, el Colmado Santos. En esta cuadra funcionaban, además, dos restaurantes, “El Nuna”, y en la esquina Estrelleta el de “Meng” el chino. La Barra Dumbo, era otro espacio muy visitado por la juventud. También se instaló en esa acera la Compañía Tropigas, donde mi madre pedía el gas para nuestra estufa, recién comprada.

En La calle Mariano Cestero en la acera oeste se encontraba el mítico Teatro Independencia, ya para esta época solo exhibía películas mexicanas y españolas. Recuerdo que fuimos con muchas compañeras, a ver la película del momento, “El último Cuplé”, con Sarita Montiel. Ciertamente para el Independencia no fue su último cuplé, pero estaba cercano. Al lado del cine, el Club Libanés Sirio Palestino, además de centro social, organizaba presentaciones de artistas y encuentros culturales.

Subiendo desde el Malecón por la calle Palo Hincado, al lado de la Puerta de la Misericordia, había una casa, la #14, de dos plantas, los altos estaban ocupados por la familia Martínez Hernández, cuya hija, compañera nuestra, es la conocida Miriam de Gautreaux, famosa repostera, autora de los libros “La magia del Azúcar” y “Antología de la Repostería en la República Dominicana Siglo XX y XXI”. En la primera planta vivía el doctor e investigador Sixto Incháustegui Cabral, Maestro de la Medicina Dominicana, fue director del Sanatorio Infantil “Santo Socorro” y en 1956 nombrado secretario de Estado de Salud Pública. Más adelante estaba El mítico teatro Olimpia, recuerdo cuando fuimos a ver nuestro ídolo de entonces: Lucho Gatica. La Casa Virginia, entre Padre Billini y Arzobispo Nouel, de doña Virginia de Dalmau, vendía ropa de mujer, traída del extranjero. Esta tienda fue precursora de las llamadas “Boutique”. Con el tiempo fue creciendo y se diversificó. Hoy todavía opera, pero en otra zona.

Había una casa en la Palo Hincado, entre las calle Arzobispo Portes y Padre Billini, que como otras, por las mismas causas, era una casa “señalada”. Allí vivía la familia Gilbert Suero, cuyo hijo Manuel Urbano Gilbert fue desde su juventud un revolucionario, enfrentó a los americanos en la primera invasión en 1916, luego se fue del país y luchó en Nicaragua al lado de César Augusto Sandino en contra de la intervención americana en la patria de Rubén Darío. Regresó al país, durante la tiranía de Trujillo, marginado, siempre fue visto como un desafecto al régimen.

Otra casa “señalada” era la de la familia Mir, en la calle Pina, entre Arzobispo Portes y José Gabriel García. Allí vivió el gran poeta Pedro Mir. Su poesía social molestaba al régimen, siendo objeto de amenazas continuas tomó el camino del exilio. Autor del poema “Hay un país en el mundo”, ha sido declarado “Poeta Nacional”. En aquel hogar había otra gran artista, Eridania Mir, destacada pintora, pertenece a la generación del 50. Su obra está recogida en el libro catálogo “La esencia de una creadora”. Fue también catedrática por muchos años de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

En esa misma cuadra vivía la familia de don Luis Padilla O’Onice, nacido en Puerto Rico, casó con la dominicana María RojasBoz, procreando cuatro hijos. Don Luis era músico –pianista clásico-periodista, escritor y polémico historiador. Hoy una calle lleva su nombre.

La Escuela de música donde estudiábamos exhortaba a los estudiantes a asistir a los conciertos; uno nos llamó la atención, pues nunca habíamos escuchado un concierto de arpa, el 8 de abril de 1957, en Bellas Artes, asistimos al recital del famoso arpista español Nicanor Zabaleta, traído al país por la Sociedad Pro-Arte. En el mes de julio presentó su concierto de graduación la pianista Miriam Ariza, alumna de los profesores Manuel Rueda y Mary Siragusa
El teatro de Bellas Artes estuvo muy activo ese año; la presentación de “Edipo Rey”, versión de José María Pemán, dirigida por Juan González Chamorro, y protagonizada por Santiago Lamela Geler y Lucía Castillo, incluyó una parte de danza en la que participamos algunas de las alumnas de Magda Corbett. Aquello fue todo un acontecimiento. El 28 de febrero se estrenó la obra “La Trinitaria Blanca” de Manuel Rueda. Otras presentadas fueron: “La Muerte de un viajante”, de Arthur Miller, “La Duquesa de las Algas”, de Black More, y la “Casa de Bernarda Alba,” de Federico García Lorca.

Éramos muy jóvenes, mi hermano Mario y yo, pero no nos perdíamos estas presentaciones, disfrutamos del buen teatro.
Dos dulcerías eran muy famosas en aquellos años, la llamada “El Túnel”, situada en la calle El Conde entre 19 de Marzo y Sánchez, donde se podía degustar el mejor “majarete”, y la otra era la de “María la Turca”, en la José Reyes, casi esquina Las Mercedes, única que ha llegado hasta nuestros días.

En Las Mercedes, entre Santomé y Espaillat, vivía la reconocida doctora Asela Morel, mujer de gran sensibilidad, se involucró en el Movimiento 14 de Junio, por lo que fue encarcelada en La 40. Entre Sánchez y Santomé estaba la casa de la de la familia Feria- Peña, el padre cubano y la madre banileja, fueron los progenitores de uno de nuestros más destacados actores de teatro, Augusto Feria. La cuadra se llenaba de música, salía de la casa de la familia Taveras Andújar, donde un joven practicaba por horas el piano, era Jorge Taveras, quien sería uno de nuestros más reconocidos músicos, arreglista, compositor y director.

Entre Espaillat y Palo Hincado iniciando en Las Mercedes, se encuentra la pequeña calle llamada Polvorín, en una de sus esquina vivía don Mariano Lebrón Saviñón, sólido intelectual, padre de Mario Lebrón, estupendo actor y director teatral. En la otra esquina se encontraba la Funeraria Blandino.

En la Polvorín vivía la familia Bosch Gaviño y Ortiz Bosch. A esta casa llegó luego de su dilatado exilio el profesor Juan Bosch, escritor y político, primer Presidente electo luego de la tiranía de Trujillo. Vivía también allí la doctora Milagros Ortiz Bosch, primera vicepresidenta de la República, período 2000-2004. Residía también en esta calle la familia Vicioso Alsina, sus hijos, Lucía Vicioso–Luchy- ha sido una de las voces populares más hermosas que hemos tenido, y Manuel Ernesto Vicioso, -tenor- fue solista por muchos años del Coro Nacional. La callecita terminaba en la Juan Isidro Pérez, cerca de la esquina vivía Aníbal de Peña, otro de nuestros grandes cantantes populares, además músico y compositor, fue el autor del Himno de la Revolución Constitucionalista del 1965. Al finalizar esta calle, en la esquina con Palo Hincado se encontraba el edificio Gómez.

En el primer piso estaba el Colmado Catelli; al término de la Palo Hincado frente a las ruinas del Fuerte de la Concepción, operaba y aun opera el Cuerpo de Bomberos, pero del sonido de sus sirenas a las 12:00 meridiano y a las 6:00 de la tarde, solo queda el eco perdido en el tiempo.

No obstante la aparente apacible vida, los años finales de la década de los cincuenta es una etapa de declive, escuchaba a mi padre comentar sobre el asesinato de Jesús de Galindez y del piloto norteamericano Lester Murphy –nombres que oía por primera vez- y que esto podría significar para el régimen la repulsa y aislamiento internacional, comentaba además con su peculiar sarcasmo, que hasta la Iglesia ¡Por fin! comenzaba a retirarle su apoyo incondicional…

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