Cuando evaluamos los informes de los organismos internacionales y el Banco Central se puede observar que en la última década el país se ha ubicado como una de las economías de más rápida expansión en Las Américas, con una tasa de crecimiento promedio del PIB real de 5.5 %, consolidándose aún más en el finalizado cuatrienio.
El reciente crecimiento durante el finalizado año, que podría estar en alrededor de un 7%, y ha sido impulsado por los sectores construcción, manufactura, turismo, telecomunicaciones, agropecuario y la minería, entre otros. Por el lado demanda, el consumo privado sigue siendo fuerte, como resultado de una inflación baja, la creación de empleo formal, así como el alto nivel de las remesas. La inversión extranjera directa ha sido otro factor importante en el comportamiento de la economía dominicana.
Los informes de los organismos internacionales, tales como los bancos Mundial e Interamericano de Desarrollo, así como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) exponen que República Dominicana sigue siendo una de las 15 principales economías en el índice de facilidad de hacer negocios en la región, y en los últimos años también ha transformando su base económica y ha diversificado sus exportaciones.
Las mejoras en el clima de negocios han facilitado el comercio internacional e impulsado el crecimiento de las exportaciones, aunque se requieren más reformas para mantener la competitividad en la región y más allá. Las telecomunicaciones y la minería, que tienden a mejorar la competitividad y el clima de inversión, asegurando fuertes encadenamientos con el turismo, zonas francas y la agricultura, así como el fortalecimiento de la calidad de la educación y la política de capacitación laboral, ayudaría a crear más y mejores puestos de trabajo.