El estadounidense Michael Phelps ríe en lo más alto del podio, tras conquistar la prueba de los 200 metros mariposa en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, el martes 9 de agosto de 2016 (AP Foto/Michael Sohn)
RIO DE JANEIRO .– A los 31 años, Michael Phelps dice que se siente feliz dando paso a la nueva generación. Pero le está costando irse y abandonar su vieja costumbre de cosechar medallas al por mayor.
El estadounidense volvió a sorprender al mundo al conquistar otras dos preseas doradas el martes y elevar su cuenta a 21, 12 más que sus rivales más cercanos. Phelps triunfó en los 200 mariposa y posteriormente ayudó a que Estados Unidos se llevase el relevo de 4×200 libre.
«Este fue tal vez uno de mis peores dobletes», dijo Phelps. «Dobletes como estos son mucho más difíciles que antes», agregó, aludiendo a su edad, bastante avanzada para un nadador.
Sus proezas opacaron un poco la tercera medalla dorada de la húngara Katinke Hosszu en los 200 combinados y la segunda de la estadounidense Katie Ledecky en los 200 libre.
Las tres victorias alejaron a Estados Unidos al tope del cuadro de medallas de la natación, que lidera con siete de oro y 18 en total. Nadie tiene más de tres presas doradas y cuatro en todo concepto.
Los 200 mariposa eran un campo minado para Phelps, quien enfrentaba al rival que sorpresivamente le ganó la prueba hace cuatro años en Londres, a dos húgaros muy peligrosos, incluido el que logró el tiempo más rápido en las eliminatorias, y a un japonés en ascenso, decidido a darle pelea a los grandes.
El estadounidense, no obstante, demostró su clase una vez más y ganó con autoridad en 1.56.36 minutos.
Ninguno de los rivales supuestamente fuertes lo inquietó. El único que lo apuró fue el japonés Masato Sakai, que ensayó una furiosa arremetida y casi lo alcanza. Llegó a cuatro centésimas y se quedó con la plata.
El húngaro Tamas Kenderesi, que había sido el más rápido en las eliminatorias, se tuvo que conformar con el bronce. Su compatriota Laszlo Cseh no estuvo en la pelea y terminó séptimo, mientras que el sudafricano Chad le Clos, que había vencido a Phelps en Londres 2012 aprovechando un descuido suyo, ocupó el cuarto lugar.
Hace cuatro años, Phelps vio esfumarse la victoria en la brazada final. Esta vez se aseguró de que eso no sucediese.
«Cerca del final me dije, ‘tienes que hacer media brazada más», comentó. Esa brazada fue la diferencia con Sakai.
Apenas concluida la prueba, Phelps se sentó en una de las cuerdas e hizo un gesto con las manos como diciendo «que venga el siguiente».
El siguiente fue el relevo de 4×200, en el que Phelps solo tuvo que conservar la ventaja que la habían dado sus compañeros. Estados Unidos ganó en 7.00.66, con casi tres segundos de ventaja sobre Gran Bretaña, plata. Japón fue bronce.
«Dénme la delantera muchachos, que estoy medio cansado», les dijo Phelps a sus compañeros antes de la carrera, según Conor Dwyer, uno de los miembros del cuartero.
Phelps, que se retiró luego de los juegos de Londres y volvió un año después, tiene por delante otras dos pruebas individuales y un relevo.
«Pero esta es la carrera que realmente quería ganar», admitió.
Además de sus 21 oros, Phelps tiene dos medallas de plata y dos de bronce, lo que le da un total de 25 preseas.
Hosszu, la «Dama de Hierro» de la natación, desistió de competir en una cuarta prueba individual que tenía preliminares en la primera sesión y llegó más entera a la final de la noche, que ganó con un récord olímpico de 2.06.58 y 30 centésimas de ventaja sobre la medalla de plata, la británica Siobhan-Marie O’Connnor. El bronce fue para la estadounidense Maya Dirado.
«No puedo creer que tengo tres oros», dijo Hosszu, quien en dos juegos olímpicos previos no había ganado ninguno. «Pero no estoy sorprendida. Estoy nadando más rápido y el año pasado fijé un récord mundial».
La húngara ganó también los 100 espalda y los 400 combinados, en los que batió el récord mundial. Ya no tiene más pruebas por delante.
Ledecky, por su parte, se alzó con su segunda presea dorada y tercera de los Juegos (tiene una de plata en un relevo) con un registro de 1.53.73, superando por 35 centésimas a la sueca Sarah Sjostrom, que se llevó la plata. El bronce fue para la británica Emma McKeon y la italiana Federica Pellegrini finalizó cuarta.
Pellegrini había pronosticado que en esta final caería su récord mundial, pero no fue así. De hecho, Ledecky quedó a lejanas 75 centésimas.
Ledecky dijo que casi vomita hacia el final de la prueba por el stress. «Es algo que ya me ha pasado antes y sé que de todos modos puedo acelerar en la recta final. Sabía que tenía que esforzarme por tocar la pared primero».
«Ledecky es alguien especial. Terminar detrás de ella para mí es como ganar el oro», comentó Sjostrom, que ganó un oro en los 100 mariposa.
El japonés Innei Watanabe, entretanto, impuso una marca olímpica en las semifinales de los 200 pecho al cronometrar 2.07.22.
Y el estadounidense Natham Adrian saltó del último al primer lugar en las eliminatorias de los 100 libre. Sobrevivió raspando a la primera ronda, con el 16to tiempo, pero fue el más rápido en las semifinales, en que hizo 47.83 y se confirmó como el favorito.