Pintar las olas

Pintar las olas

BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
En «Las Mil y una Noches» está resumida la sabiduría de la península de Arabia, una verdadera crónica del día a día, envuelta en un ambiente de magia que confunde a lectores no avisados. Allí hay justicia, injusticia, incesto, robo, corrupción, abusos, negocios, engaños, solidaridad, mal agradecidos, un derroche de imaginación y de experiencias de toda índole. Los relatos de Sherezada ante el rey y su hermana Doniazada, desgranan un rosario inmenso de sabiduría. Cada historia, conseja, sucedido, cuento, relato, deja enseñanzas perdurables por la profundidad y sencillez del mensaje.

«Alí Babá y los 40 ladrones» es una lección de justicia, por aquello de que «ladrón que le roba a otro ladrón, tiene 100 años de perdón».

En ella se repite la de Prometeo (el que prevé) y su hermano Epimeteo (el que no prevé) quien abrió la caja de Pandora de la cual salieron todos  los males antes de que la taparan.

Kasin, después de forzar a su hermano Alí Babá, entra a la cueva y los inmensos tesoros robados por la banda de los 40 ladrones provocan que olvide la frase que abre la puerta, lo encuentran los bandidos y lo descuartizan.

La inteligencia y perspicacia de Morgiana, criada de la casa de Alí Babá, y la sabiduría del amo que aprecia sus sugerencias y las respeta, provocan la muerte de los 40 ladrones y permiten que se haga justicia.

Morgiana, en el cuento de Alí Babá, es el símbolo de la justicia, la real justicia de ese tiempo en el cual el postulado rezaba «ojo por ojo, diente por diente, cardenal por cardenal». La muerte de los 40 ladrones es la aplicación de una sentencia dictada por la sociedad, aunque no esté escrita.

La semana pasada el Presidente de la República dijo que quiere que se usen los dineros de la Seguridad Social, ahorrados por el pueblo trabajador y los empresarios, para construir casas que todos sabemos cuál será el destino: asignarlas por méritos políticos.

¿Quién garantiza el repago de la deuda que adquirirán los beneficiarios de las viviendas? ¿Adiós a los dineros de la Seguridad Social, sin que este país le tumbe el pulso al Presidente o a quien sea que quiera usar esos dineros alegremente?

Dice el director del departamento que (supuestamente, con negritas y subrayado) lucha contra la corrupción que «se han dejado de cobrar o se ha condonado el pago de las cotizaciones a empresas privadas que alcanzan los 50 mil millones de pesos».

En este caso hay que hay que exigir que rueden las cabezas de los ladrones sin cuenta, (que no 50) quienes por comisión u omisión delinquen y joden este país desde siempre sin que aparezca Morgiana y haga justicia.

¿Es que no pueden ver dinero ajeno sin que les piquen las manos y quieran disponer de ellos de manera alegre?

Mi suspicacia es corta, pero ¿quién o quiénes se alzarían con los beneficios de los dineros del ahorro nacional que significa el capital de la Seguridad Social?

¡Ojo con eso! Ya este país está harto del latrocinio envuelto en frases empalagosas.

Podrán pintar las olas pero nunca podrán plasmar en el lienzo ni la frescura de la brisa ni el irrepetible olor de la mar. Presidente, ¡búsquese una Morgiana!.

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