Plan incita al “pork-barrel”

Plan incita al “pork-barrel”

POR DOUG CAMERON
En Chicago

Cualquier mercado futuro para los biocombustibles dependerá de la posición de Estados Unidos, el mayor consumidor de combustibles para el transporte del mundo.

Sin embargo, la propensión en Washington a la  política del “pork-barrel” -proyectos que benefician a los electores de un legislador determinado- , significa que el impulso que se intenta dar a los biocombustibles tendrá que negociarse  mediante una serie de exenciones de impuestos y subsidios.

La respuesta a un plan de ConocoPhillips y Tyson Foods para producir “biodiesel renovable” a partir de grasas animales es emblemática.

El plan de ConocoPhillips y Tyson utilizaría nueva tecnología para procesar y mezclar las grasas animales de los rebaños del grupo alimentario con el diesel convencional, para producir una cantidad inicial de 175 millones de galones de combustible al año.

Sin embargo, su viabilidad comercial depende de un crédito a un impuesto de US$1 por galón, en parte de la Ley de Energía de 2005, que según insisten los opositores, no estaba orientado al programa de Conoco y Tyson.  

“En todas partes del mundo usted pierde dinero sin un crédito”, dijo Lou Burke, jefe de combustibles alternativos del grupo de energía estadounidense, la semana pasada, después que Loyd Doggett, un congresista demócrata de Texas -un estado rico en ganadería y petróleo- introdujera el proyecto de ley que revoca la exención y arruinaría la base económica del programa.

El plan ha logrado irritar a casi todos los partidarios. Los activistas a favor de los derechos de los animales alegan que llevaría a más reses de Tyson al matadero.

La Junta Nacional de Biodiesel dice que la entrada de los grupos petroleros, como Conoco, traería la desgracia para decenas de productores.

Y hasta la Asociación de Jabones y Detergentes se ha dejado sentir, diciendo que la desviación de su materia prima principal podría conducir a la extinción de la industria.

El biodiesel continúa  siendo una pequeña fracción de la producción de combustible alternativo, pero el patrón del subsidio y apoyo se puede ver en toda la industria.

La Ley de Energía 2005 y sus grandes objetivos de entonces para los combustibles renovables, además de las metas más ambiciosas incluidas en el discurso sobre el Estado de la nación del presidente este año, han desencadenado lo peor de la política del [patrocinio].

“Los subsidios han creado demanda de algo que no habría existido”, dijo Mark Williams, un experto en energía de la Universidad de Boston.

El sector del etanol ya se está beneficiando de un subsidio federal de 51 centavos por galón, además de diversos beneficios estatales y tarifas de importación de 54 centavos, que mantendrán el flujo del etanol menos costoso, derivado de la caña de azúcar producido en  Brasil, en un simple goteo.

Se espera que el etanol devore una cuarta parte de la producción de maíz de EEUU este año, y los productores de alimentos,  -encabezados por Dick Bond, el jefe ejecutivo de Tyson, advierten sobre el efecto de ondas en los precios globales, en la medida que se incrementen los precios de los alimentos para el ganado y los agricultores sustituyan los granos por otros cultivos para defenderse de  los altos precios.

Mientras que un bushel de maíz a US$4 todavía deja la nueva variedad de plantas -que producen 100 millones de galones de etanol al año  en territorio rentable, los inversionistas en acciones corrientes ya no pueden contar con los retornos de 40%-50% pronosticados el año pasado, cuando la cosecha se comerciaba entre US$3 y US$3.50.

AGRICULTURA PIERDE EL CONTROL

Las plantas cada vez más grandes, que producen cada vez más etanol, y la escala de la inversión externa -en gran parte, de fondos privados de acciones – también subrayan la forma en que el control de la economía rural sigue alejándose de las manos de los agricultores.

Los economistas del Banco de la Reserva Federal de Kansas City estiman que 70% de las plantas de etanol construidas entre 1998-2005 eran propiedad de agricultores, con comunidades que se agolpaban para construir instalaciones que produjeran cerca de 50 millones de galones cada una. Sin embargo, el año pasado, esta cifra había caído a sólo 10%.

VERSIÓN AL ESPAÑOL IVÁN PÉREZ CARRIÓN

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