Gabriel Mercedes ingresó a la selección nacional de taekwondo en el 1997 y permaneció en la misma como figura estelar hasta el 2014. Dos años después, en el 2016, anuncia oficialmente su retiro como atleta.
Tiene el privilegio de ser el primer taekwondoísta que representó a la República Dominicana en los Juegos Olímpicos, Atenas 2004, donde finalizó en la quinta posición.
Cuatro años después, Beijing 2008, conquistó la medalla de plata de los 58 kilogramos para inscribir su nombre en la historia del deporte como el primer medallista olímpico de la República Dominicana en el deporte de taekwondo.
“Quería participar en otra edición de los Juegos Olímpicos y entonces retirarme”, confiesa Gabriel, quien sostiene que aunque registró una carrera brillante, no todo fue color de rosa.
El sueño de regresar a los Juegos Olímpicos se hizo realiadad en Londres 2012, pero el resultado no fue el esperado ni deseado.
Pese a que figuraba entre los favoritos a la medalla de oro, una lesión lo sacó de competición apenas en la ronda eliminatoria. Se desgarró los ligamentos de la rodilla derecha en su pelea contra el Yemení Temeem Al-Kubati. “Fue uno de los momentos más difíciles de mi carrera”, recuerda Mercedes.
Tras este acontecimiento decidió variar los planes de su retiro, que había anunciado antes de su participación en la cita olímpica.
“Después de una carrera exitosa no quería irme por la puerta de atrás, aspiraba a un retiro digno”, agrega.
Explica que se mantuvo en el taekwondo por un tiempo más, superó la lesión y solicitó a su federación (Federación Dominicanade Taekwondo) la oportunidad de asistir a un evento “grande” en la seguridad de ganar otra medalla para el país y retirarse por la puerta grande, como era uno de sus sueños.
“Pero me negaron ese derecho y en el 2016, en un acto en el Ministerio de Deportes, anuncié oficialmente mi retiro”, sostuvo.
Su plata olímpica. Mercedes recuerda que tras ganar su medalla de plata en Beijing, todos celebraban, menos él, hasta que recibió una llamada del presidente Leonel Fernández, quien le dijo: “usted no perdió el oro, ganó la plata”.