PLD: ¿quién se impondrá?

El PLD, a través de su historia, no ha estado exento de conflictos, ni siquiera cuando Juan Bosch reinaba, pero siempre ha mantenido sus estructuras de dirección intactas, y ese es un componente explicativo importante de su longevidad en el poder.

Ahora, por primera vez, la situación se pone muy difícil para la operatividad del partido. Se ha estructurado un bi-caudillismo con Leonel Fernández y Danilo Medina que se muestra irreconciliable por la intención continuista de ambos.

En la República Dominicana no hay actualmente una crisis política sistémica porque la economía aún no se ha resquebrajado; y es muy difícil que en el país se produzca una crisis política de magnitud sin una fuerte crisis económica.

Del lado de los partidos, solo el PLD mantiene cierta organicidad; los demás se han desarticulado o muestran incapacidad de avanzar.

El Gobierno, por su parte, permanece relativamente estable, aún con fuertes vientos en contra (hartazgo, corrupción, protestas), ante una oposición que no ha logrado generar amplias adhesiones.

Leonel Fernández cambió la Constitución para eliminar el “nunca jamás” que le impedía volver a postularse después de completar el período 2008-2012. Restableció la reelección intermitente con cuatro años de receso, y asumió que volvería a ser presidente en el 2016. Danilo Medina se lo impidió con un cambio constitucional para restablecer un segundo período consecutivo y nunca jamás.

Actualmente, la situación constitucional es favorable a Fernández y desfavorable a Medina, pero Medina registra mayores niveles de aprobación en la ciudadanía que Fernández. De ahí que las primarias cerradas o abiertas sean el cuadrilátero de la lucha libre entre las dos facciones. El asunto no tiene solución constitucional por más que opinen los abogados sino política.

Para Fernández es vital que las primarias sean cerradas porque en unas internas le ganaría a un delfín de Medina. En unas primarias abiertas, por el contrario, Medina podría favorecer a su precandidato, si es que Medina no encuentra una fórmula para postularse nuevamente. Cual sea la situación, el punto central es que Fernández no parece será favorecido por Medina ni viceversa. Por lo tanto, ambos, y sus respectivos seguidores, están en una lucha feroz por proyectar control de la nominación presidencial del PLD para el 2020.

Si Medina se impone, él o un candidato escogido, Fernández enfrentará la difícil situación de decidir si se va del PLD. Tendrá franquicias electorales dispuestas a ofrecerle la candidatura presidencial. Por ejemplo, el nuevo proyecto tricolor que conforman el Partido Reformista (PRSC), la Fuerza Nacional Progresista (FNP) y el Partido Quisqueyano Demócrata Cristiano (PQDC) sería una opción. Son viejos aliados de Fernández y se distanciaron del PLD durante el gobierno de Medina.

Mientras algunos dirigentes del PLD se dedican a decir que no habrá división en el partido, la realidad es que constantemente se muestran las tensiones entre las dos facciones, y según avance el tiempo, las tensiones se agudizarán, complicando el escenario para una reconciliación, o por lo menos, para un acuerdo táctico entre Fernández y Medina que mantenga el partido unido.

El PLD lleva muchos años frisado para evitar el desgarre. Sus estructuras de dirigentes no se renuevan desde hace mucho tiempo, y para las elecciones de 2016, se garantizó la repostulación a todos los legisladores a cambio de que aprobaran la reforma constitucional para la reelección.

La pregunta está ya planteada: ¿quién se impondrá en la selección de la candidatura presidencial, Danilo o Leonel, y qué hará el perdedor? No es una simple pregunta coyuntural o de intriga, es crucial para lo que queda del sistema de partidos.