Pluma de acero y verbo de fuego

Pluma de acero y verbo de fuego

No quiero hablar de aquel que muy joven escribió “Flor de fango”, “Ibis” o “Aura y las violetas”, no. Hablar pretendo de aquel que en el 1900 gritó: “El yanki he ahí el enemigo”. El mismo que cuando Teodoro Roosevelt se sincerizó afirmando “I took Panamá”, entonces “aquel” recomendó “No lo llamen Teodoro, díganle Teddy”. Hablando estoy del colombiano José María Vargas Vila, autor de “La República Romana”, “Los Césares De La Decadencia”, “Los Providenciales” y de “Los Nuevos Providenciales”.

Vargas Vila opinó acerca de tres dominicanos. Así, de Meriño el cura presidente, afirmó; “Meriño es la hiena mitrada de Santo Domingo”. Entonces Meriño alegó “Yo tenía la espada de la ley en la mano, vinieron contra mi y se clavaron en ella”. De Lilís el tirano que tenía cuerpo de hierro, carácter de acero y alma de bronce, manifestó Vargas Vila “Lilís pertenece a la historia; pero a la Historia Natural. Él es la pantera negra del providencialismo. Lilís es un orangután en órganos hacia la selva”. Y de Morales Languasco, un cura que se hizo general y se entró en la silla de los maleficios, opinó: “Morales Languasco es un cura apóstata… él es un hongo de sacristía”.

Cuando al poeta Chocano lo condenaron a muerte en Guatemala, el mundo pidió por la vida del poeta. Cuando a Vargas Vila le pidieron que firmara la petición, manifestó: “Lo voy a hacer, solamente, para que el patíbulo no se infame”.

A mí me parece que la literatura de José María Vargas Vila tuvo algo que ver con la corriente meridiana y valerosa que nombran “El Boom”, especie de máquina trituradora: “Eficaz, decidida y sin miedo, que aventó claridades sobre los ocultos secretos, que maquillaban y disfrazaban el dominio de los deshumanizados y perversos explotadores. Se debe aguzar el pensamiento para preguntar: ¿Por qué Vargas Vila, el temido y maldecido escritor, tuvo que padecer las más feroces y atroces críticas, de muchos energúmenos y de bastantes cavernario? En verdad, que ciertamente la caverna supo esgrimir mentiras perversas y argumentos malsanos y malditos.

Todo para mantener cerrados los ojos de las mayorías explotadas, esquilmadas y esclavizadas. Contra Vargas Vila se desarrolló una larga y nociva prédica. Fue una prédica maligna y hasta inteligente. Todo era para que los explotados y los maniatados se mantuvieran sumisos y rendidos a los pies de los profesionales del engaño y de los truculentos artífices del saqueo.

Desde niño aprendí leyendo a Vargas Vila, ese terrible Minotauro de las palabras bravas, que: La esclavitud degrada la naturaleza humana, hasta bestializarla. Y el hombre deformado por la esclavitud, se habitúa de tal modo a sufrirla, que acaba por deshonrarla, con el más cobarde de los vicios: El Entusiasmo De La Cadena.

Es más fácil esclavizar a un hombre libre, que libertar el alma de un esclavo.

Nunca la libertad tuvo mayores enemigos que los hombres nacidos en la esclavitud o acostumbrados a ella. Cuando Espartaco en Roma trató de liberar a los esclavos, muchos de ellos se sumaron a las legiones de Cayo Graco… Porque no querían ser libres. Ellos se adormecían con el tintineo de sus cadenas.

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