Mientras el Gobierno informa que casi un millón de dominicanos ha sido sacado de la pobreza, cientos de familias siguen en total hacinamientos, rodeado de aguas residuales, basura y un hedor insoportable, a lo largo de la cañada de Guajimía, en Santo Domingo Oeste.
La primera etapa del proceso de saneamiento quedó inconclusa hace cinco años, pero la segunda ni ha comenzado, mientras la vida de quienes habitan en sus alrededores se deteriora a medida que pasan los días, donde las enfermedades abundan y la población de ratas se multiplica.
Víctor Rafael Valenzuela, presidente de la Asociación de Juntas de Vecinos de Las Palmas y director de la Red Comunitaria Nueva Visión, considera que Guajimía práctica esta cubierta de desechos sólidos que junto a las aguas residuales es una bomba que podría explotar en cualquier momento.