“POLICÍAS ACOSTADOS”

“POLICÍAS ACOSTADOS”

En el mes de julio del año 2005 la Secretaría (ahora Ministerio) de Obras Públicas y Comunicaciones anunció un anteproyecto de ley para regular la colocación de “policías acostados”, que lejos de parecerse a un agente policial acostado en una vía pública, lo que los ciudadanos construyen en calles, caminos y carreteras son rústicos muros, desperdicios de cemento que en poco tiempo se deterioran y se tornan en obstáculos para conductores y temerarios motoristas.

La información la ofreció el ingeniero Mayobanex Escoto, quien se desempeñaba como subsecretario Vial de la institución, pero ha llovido mucho desde entonces y la “modalidad” de construir “policías acostados” para regular el tránsito de motocicletas y vehículos en calles de distintos sectores y carreteras del país, se torna cada vez en una especie de virus que genera desgracias y traumas en la población dominicana.
La intención de esta iniciativa, según Escoto, es que sólo se permita la colocación de “policías acostados” cuando haya una autorización de parte de las autoridades correspondientes”, erradicando de esa forma “la costumbre de que todo el que desea, pone muros en las calles”.
En todo el país los ciudadanos construyen estos muros, de manera irregular, incontrolable, sin ningún criterio técnico y sin autorización de las autoridades de Obras Públicas y los ayuntamientos de las respectivas comunidades. Estos “reductores de tránsito” ocasionan accidentes, molestias y severos daños a los vehículos.
En Chile se conocen como “lomo de toro”; en Colombia “policía acostado” o “resalto”, en Costa Rica “muerto”, en Ecuador “chapas acostados” o “vigilante acostado”; en Puerto Rico “muertos”, en España “reductores de velocidad o “badén” en “rompemuelles”; en Estados Unidos “Sleeping Policeman” y en Jamaica, “SpeedBumps”, mientras que en Brasil se conocen como en quebramolas (quebra: quiebra, molas: resortes o amortiguadores).
No importa el nombre de estos “reductores de velocidad”, que se han convertido en una especie de epidemia en ciudades y campos de la República Dominicana, agregando un peligroso ingrediente al endemoniado tránsito vehicular en nuestro país.
Sonodizadores, tope vial, reductores o como se le llame en cualquier país, estos muros concretos o cemento con varillas proliferan por todo el país, desde las urbanizaciones modernas de clase media y alta; en carreteras, barrios marginados y caminos vecinales en mal estado. El lugar no importa. Cualquier ciudadano lo construye, ignorando tal vez que estos muros deben seguir un criterio de diseño y tener la autorización de las autoridades municipales y del Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant), organismo responsable de aplicar medidas de seguridad vial en República Dominicana.
Ciertamente, los “policías acostados” en República Dominicana se construyen sin parámetros, en cuanto al tamaño y forma, sin tomar en cuenta las molestias, accidentes o daños a los vehículos. En algunas comunidades rurales levantan enormes muros de tierra para que conductores de vehículos disminuyan la velocidad, evitando así que sus hogares se saturen de polvo.
“Policías acostados” al granel El Gran Santo Domingo, donde se concentra el mayor número del parque vehicular de nuestro país, registra miles de estos muros de concreto en calles de barrios marginados y urbanizaciones de clase media y residenciales. Ejemplos: en varias urbanizaciones del sector Arroyo Hondo; Los Ríos, Colinas del Seminario, Urbanización Real, Carmen Renata III, Don Bosco, Residencial Máximo Gómez (Villa Mella); Los Trinitarios, Vista Hermosa, Hainamosa, Villa Faro, Ralma, Mi Hogar (Villa Faro); Residencial Dominicanos Ausentes, Las Acacias, Miramar, otras urbanizaciones de la carretera Sánchez, Distrito Nacional.
Rutas de “rangos” La ruta Villa Mella-Punta-Cruce de La Bomba-Guanuma-Luisa Prieta-Luisa Blanca-Cruce del Pajón-El Cacique-Monte Plata está plagada de “policías acostados” de diferentes dimensiones, rústicos, incómodos; construidos sin autorización de las autoridades por moradores de esas comunidades, sin parámetros en cuanto al tamaño y forma, sin importar los daños ocasionados a los vehículos, las molestias que generan y, más grave aún, los accidentes de automóviles y motocicletas que circulan diariamente en ese trayecto de la carretera Santo Domingo-Monte Plata. Las autoridades no han corregido la situación, pese a quejas de los conductores y munícipes.

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