Expertos creen que el cambio que se ha producido en los principales bancos centrales del mundo de parar el endurecimiento de su política monetaria a través de incrementos en las tasas de interés, para protlongar el crecimiento económico, podría llevar a la economía mundial a una recesión más profunda y duradera.
Se considera que este giro de los bancos centrales podría ser un calmante a corto plazo, pero poniendo la vista más lejos el remedio podría ser peor que la enfermedad: mayores desequilibrios y unos bancos centrales sin herramientas podrían hacer que la próxima recesión sea más severa y duradera.
El banco alemán Commerzbank destaca que «la Fed ha cambiado de forma inesperada su curso… ha terminado con el ciclo de subidas y no sólo por el incremento de los riesgos económicos. También, porque la Fed se encuentra bajo presión política ante las críticas de ambos lados de la política».
Los economistas del banco germano aseguran que en el Banco Central Europeo está ocurriendo algo similar, lo que explica por qué el BCE no subió tipos en 2017 a pesar de la fuerza de los datos económicos, pero ha reaccionado de forma rápida cuando han aparecido los primeros nubarrones en los indicadores económicos… ahora asumimos que el BCE debilitará su política en la próxima reunión de marzo y es probable que decida ofrecer nuevas subastas de largo plazo (TLTRO) en marzo, un mes antes de lo que habíamos previsto». Todos estos movimientos, también secundados por los últimos discursos de los presidentes del Banco de Japón del Banco de Inglaterra, tiene como objetivo prolongar el crecimiento económico.