Políticas Macron empujan la expansión económica francesa

Políticas  Macron empujan la expansión económica francesa

El giro dado por el presidente francés, Emmanuel Macron, a las políticas económicas ha provocado que Francia esté logrando la expansión económica más sólida en seis años y aunque el cambio acaba de comenzar, París podría volver a ser la capital de la segunda potencia económica de Europa en el futuro. Ahora el PIB de Francia está ligeramente por debajo del de Reino Unido y muy lejos del de Alemania.
Una publicación del diario El Economista.es revela que el plan Macron quiere brindar más apoyo a los autónomos, facilitar la contratación y el despido de trabajadores a las empresas y flexibilizar las restricciones de todo tipo a las que se enfrentan las compañías del país, es decir, mayor margen de maniobra para que la economía gala sea más competitiva dentro un mundo globalizado y en el que comparte divisa con la todopoderosa Alemania.
“Todos estos cambios también tienen como objetivo principal reducir el desempleo y dar mayor impulso a la economía”, indica la publicación.
«Macron ha dado un nuevo impulso, una nueva energía, y está transformando el panorama y las condiciones de producción de bienes y servicios en este país», explica Stéphane Boujnah, máximo ejecutivo de la bolsa de valores Euronext en una entrevista con Bloomberg Television.
«La mayoría de las reformas estructurales clave que se han postergado durante años se están implementando», señala Boujnah a Bloomberg. Los datos publicados el martes muestran que el PIB de Francia aumentó un 0,6% en los últimos tres meses de 2017, con una expansión anual de 2,4%, el mayor crecimiento desde 2011.
Después de haber asumido el mando en mayo tras una campaña de reformas económicas y un fuerte compromiso con la Unión Europea, Macron ha completado una revisión histórica de la legislación laboral francesa a finales de año. Sin embargo, con la deuda pública cerca del 100% del PIB y el desempleo en el 9,3%, los retos siguen siendo importantes para Francia.
La reforma laboral permitirá que las pequeñas empresas puedan negociar las condiciones laborales con sus empleados con mayor libertad, pudiéndose descolgar de convenios sectoriales que englobaban a todas las firmas de la industria y que no tienen en cuenta la situación de cada una de ellas. Es decir, que si una empresa estaba presentando pérdidas y un descenso de sus ventas podía verse obligada a subir salarios si se acordaba en el convenio sectorial.
Las firmas que tengan menos de once empleados podrán negociar las condiciones directamente con los empleadores, sin necesidad de tener representación sindical. Sin embargo, este tipo de cambios preocupa a sindicatos y parte de los trabajadores, que temen no tener suficiente poder ni experiencia para negociar el marco laboral con los empleadores.

Por otro lado, también se ha fijado un límite a la indemnización por despido improcedente. El pago dependerá de cuánto tiempo haya estado empleado el trabajador, puesto que la indemnización se incrementará de forma progresiva.
Un empleado cuyo despido sea considerado improcedente por los tribunales después de dos años trabajados puede obtener una indemnización equivalente a tres meses de salario, mientras que un trabajador con 30 años trabajados en la empresa puede recibir un máximo de 20 mensualidades, que es el tope tras la reforma laboral.

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