¿Popularidad para qué?

¿Popularidad para qué?

Millizen Uribe

Partiendo de que el capital es poder, no sólo en la lógica materialista del marxismo, sino también en otros ámbitos, el sociólogo Pierre Bourdieau define el capital político como una operación crediticia donde los actores prestan momentos de poder a una persona percibida como confiable. En tanto que el capital de popularidad es aquel que dispone un político conocido y reconocido como poseedor de capacidades específicas relevantes para el conglomerado.

Más que nunca, en estos dos años de gobierno, el presidente Danilo Medina ha cultivado su capital político e identidad. Para lo mismo se ha puesto en escena con ayuda de símbolos y valores como la humildad, la sencillez, la puntualidad y el cumplimiento de la palabra empeñada. Ha creado un estilo propio de gobernar e interrelacionarse con los gobernados y, lo más exitoso, se ha distinguido en la forma (aunque no en el fondo) de su antecesor.

La ayuda de los medios, la publicidad y el marketing ha sido vital. Bourdieau explica que estas herramientas desde el capital simbólico ayudan a cultivar el capital político y la popularidad al codificar y transmitir perspectivas, no necesariamente realidades, y mediar el contacto entre el político y el público.

Como resultado de estas estrategias, Danilo Medina llega a la mitad de su mandato con unos altísimos niveles de popularidad. La semana pasada la revista The Economist resaltó que la firma de investigación Latinobarómetro lo ubica como el líder más popular en Latinoamérica.

Esa popularidad no es fortuita y se percibe que el Presidente y su equipo la han cultivado estratégicamente y ahora la cuidan con tesón, aunque eso signifique lucir muchas veces resbaladizo, contradictorio e inconsistente. Sin embargo, alcanzada tanta popularidad, es válido preguntarse ¿popularidad para qué?

De la lectura de la teoría sobre el campo político de Bourdieau se entiende que la importancia de la popularidad es que te da fuerza para movilizar organismos y actores en el campo de la lucha y del poder. Pienso que popularidad, combinada con liderazgo y voluntad política, posibilita cambiar la estructura y relaciones de una sociedad en la dirección que el dueño de todo ese capital político entienda y ojalá fuera a favor del pueblo.

Presidentes latinoamericanos y europeos con menos popularidad que Danilo están usando su capital político para apostar por cambios de fondo, no solo de forma. República Dominicana requiere de grandes cambios. Danilo con su alta popularidad podría hacerlos, porque tiene razón The Economist al preguntar ¿Para qué vale tanto capital político si no lo usas, -añado yo-, para el beneficio del pueblo?

Millizen Uribe

Millizen Uribe

Periodista. Editora del Periódico HOY Digital

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