Por ahí vienen las elecciones

Por ahí vienen las elecciones

Se atribuía a Santiago Rey Perna, un exiliado anticastrista, el conocimiento y la práctica de todo tipo de suertes negativas para el manejo de un proceso electoral y la participación de un partido en los comicios.
Santiaguito, como le decían, era experto en alterar el padrón electoral para confundir a los electores mudándolos de lugares de votación, incluso de una a otra ciudad, sin que tal traslado hubiera sido solicitado por el votante, lo cual le impediría sufragar, con la consiguiente ventaja para sus adversarios, lo cual era un modo de alterar el padrón electoral.
Amenazas físicas contra los votantes, compra de conciencias, compras de documentos electorales, compras de representantes de los partidos para que permitieran alterar las actas finales y cambiar los números de votantes de las casillas correspondientes a candidatos contrarios, lo cual daba ganancia de causa al grupo que había perdido las elecciones en esa demarcación, en esa mesa electoral, en ese colegio.
Para las elecciones de 1966, primeras en las que Rey Perna actuó en favor del doctor Joaquín Balaguer, candidato presidencial de los norteamericanos, el Presidente de la Junta Central Electoral era un ciudadano libre de toda sospecha, de quien todos estábamos claros en que exigiría que se contaran los votos donde hubiera dudas, a fin de que el proceso fuera todo lo limpio humanamente posible. Ese ciudadano ilustre era el licenciado Ángel Liz.
Las elecciones fueron celebradas el primero de junio de 1966 y por encima de la Junta Central Electoral, responsable de los comicios, su organización, desarrollo, conteo y resultados, hubo tantas diabluras como las que el Profesor Juan Bosch, entonces candidato del Partido Revolucionario Dominicano, había denunciado que pudieran cometerse.
Don Ángel no pudo impedir todas las trampas, triquiñuelas, chicanas, truchimanerías, que se cometieron en contra del candidato del PRD.
Ya en el PRD habíamos pasado por la desagradable imposición que desconoció la voluntad popular interna cuando Buenaventura Sánchez fue elegido, sin ninguna duda, como candidato a la Vicepresidencia y el candidato a la Presidencia, Juan Bosch, amenazó con renunciar si se mantenía la elección de Sánchez Félix.
Esa gravísima y antidemocrática imposición fue aceptada y acatada por la Convención Nacional del partido blanco.
En el ejercicio de la democracia es imperativo aceptar la decisión de la mayoría y es sano respetar y reconocer los derechos de la minoría que no debe ser aplastada, irrespetada, ninguneada, para que haya unidad.

Es de sabios jugar, siempre. con las reglas limpias y claras que pedimos, que exigimos que actúe el árbitro, que en el caso de la política tiene la palabra la Junta Central Electoral, la cual también tiene un marco legal dentro del cual ejercer sus funciones.

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