Por qué no entienden, por qué no entienden

Por qué no entienden, por qué no entienden

No se trata de una jerigonza, ni de un juego de palabras. Sócrates fue de los que propusieron ese teorema, y Manuel del Cabral lo dijo en verso: “Los malos no comprenden que por ser malos no comprenden”. También se podría decir que los brutos no comprenden que por ser brutos no comprenden. Aclarando que ser bruto quiere decir solamente que no ha sido elaborado, pulido, instruido o educado. No se refiere a falta absoluta de capacidad de darse cuenta.

El darse cuenta, por cierto, es un asunto con bemoles porque uno solamente se da cuenta de lo que se da cuenta.

La percepción de la realidad es un producto del acondicionamiento sociocultural. Peor aún, la realidad o eso que uno llama realidad, es algo que la sociedad “construye en nuestras mentes.

Nadie empieza a aprender desde una virginidad mental absoluta. La atención se mueve por interés, los sentidos buscan lo que satisface necesidades, aunque sea meramente la de deleitarse. Toda conducta humana se dirige a alguna meta, aunque uno no llegue jamás a darse cuenta exacta de hacia dónde se está moviendo. El darse cuenta es a menudo una tarea de difícil aprendizaje. Piense usted que un pez tiene que dejar de ser pez para darse cuenta de que vive en el agua: tiene que pasar a ser pescado. La cultura es como el agua al pez, y uno se percata de la suya cuando visita otro país, o ve o lee acerca de cómo se vive y se piensa en otras culturas. Uno de los problemas más serios de la cultura es que ésta es vivida de una manera diferente por las personas dependiendo de su clase social, su religión, su nivel educativo y otros factores variables. Muchos hablan de la cultura dominicana y no saben a lo que se refiere la dicha cultura. Incluso mucha gente educada confunde cultura con tener hábitos intelectuales y artísticos “refinados o sofisticados”. Darse cuenta de eso no siempre es cosa sencilla. Menos en un país en el que tantas gentes en los medios de comunicación hablan con “propiedad” de cosas que ignoran, porque no es lo mismo hablar con propiedad que con corrección.

Lo más escabroso y difícil es cuando se meten en temas espirituales. La espiritualidad no es exactamente un tema tabú, pero muchas veces en los hogares se habla poco y en tono bajo acerca de las cuestiones espirituales. Muchas gentes crecen adorando imágenes o haciendo ejercicios espirituales yoga y creen que son cristianos. Otros niegan la existencia de los demonios aunque Cristo mismo ordenó a sus discípulos echarlos fuera. Son asuntos de los que la gente habla sin darse cuenta ni preocuparse de lo mucho que ignoran.

Igualmente en política, y en innumerables temas. Sin contar con las invenciones mentirosas acerca de prójimos y de actividades que definitivamente no conocen (y no me refiero solamente a las encuestas). Lo que muchos pseudo creyentes tampoco saben es que Dios les pedirá cuenta de cada palabra ociosa, mentirosa o malvada. Aunque se les pase su existencia sin darse cuenta.

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