No creo que en el país pueda haber alguien que sea capaz de regatearle al Padre Rogelio su incomparable identificación con los sectores necesitados.

Precisamente, hace un par de semanas, me encontré con Rogelio cuando hacía diligencias para resolver los problemas de una comunidad vegana.

Quien tiene un criterio humanista, siempre se inclinará reverente frente al diario afanar de ese incansable batallador de la causa de los que sufren en cuerpo y alma los latigazos de las injusticias que norma a esta sociedad carente de principios.

Un hombre que divulga el verdadero Evangelio de su guía espiritual, no merece una persecución como la que se ha desatado en su contra por defender los recursos naturales de la República Dominicana.

El Padre Rogelio es el mejor garante para llevar a la práctica el modernista pensamiento del Papa Francisco.

Desde mucho antes de que Su Eminencia Reverendísima llegara a la jefatura de El Vaticano, ya Rogelio andaba por los barrios de la capital y el interior del país con un discurso orientador para que los pobres se empoderaran del papel que debían desempeñar para que los distintos gobiernos sean humanos.

Muchas fueron las ocasiones en que tuve el privilegio de acompañarlo y me consta su indeclinable buen comportamiento moral.

Rogelio es un valor ético que prestigia a la religión cristiana.

Ojalá y que en nuestro atormentado pueblos surjan 20, 35 o miles de Rogelio para defender la no explotación de Loma Miranda, combatir los abusos de Barrick Gold y enfrentar el robo de la Odebrecht.

Con la actitud de algunos jerarcas eclesiásticos contra Rogelio, el catolicismo pierde mucho.

Los que amamos el discurso y la práctica honesta de Rogelio deberíamos hacer peregrinaciones hasta donde están los estamentos del poder católico a fin de que se respete el trabajo de ese soldado de la causa de los pobres.