Porqué Podemos pudo y puede

Porqué Podemos pudo y puede

Podemos, el movimiento que se ha convertido en el fenómeno político más importante de España de las últimas tres décadas, pudo lograr unos resultados espectaculares en las elecciones al Parlamento Europeo del pasado mayo y puede ser que se convierta en la principal fuerza política en las próximas elecciones municipales, destruyendo el bipartidismo en ese país. Esos logros y posibilidades no son casuales, motivan una reflexión en todo el mundo y particularmente en nuestro país.

Podemos es una experiencia política única e irrepetible, pero como todo hecho de esa naturaleza constituye una lección de la cual muchas cosas pueden aprenderse. Lo primero es que no fue algo que surgió de una puntual coyuntura electoral, fue una idea que floreció y se desarrolló básicamente en programas televisivos, dirigidos por quienes son sus principales rostros, en diversas manifestaciones de protestas, de las que participa gente de todas las expresiones políticas, sindicales y sociales de España.

En esos programas y en diversos escritos producidos por los principales dirigentes de Podemos, se difundían las ideas centrales que hoy dan contenido a las principales propuestas del grupo: denuncias sobre las fuentes y formas de acumulación, vía la corrupción, de sectores políticos/empresariales, dónde está esa riqueza y cómo penalizarla para su justa distribución, articulación política sin prejuicios excluyentes, tejida en las negociaciones y acciones en las calles y foros de discusiones en todo el país.

En tal sentido, Podemos es la confluencia de ideas y acciones contra un asfixiante clima de corrupción, saqueo e impunidad, como el que respiramos nosotros en este país. Esas ideas, en algunos tópicos pueden tener sus limitaciones, ser difícilmente viables, podrían acompañarse con declaraciones poco felices de algunos de sus dirigentes a propósito de experiencias en esta parte del mundo, pero son ideas y denuncias bien formuladas, esencialmente correctas y sistemáticas por lo cual logran movilizar la gente.

Podemos no es sólo voluntad, tiene ideas esencialmente claras que parten de una reflexión y diagnóstico de la realidad política que quieren cambiar y sus dirigentes se cuidan de ser percibidos como salvadores, conscientes de que las sociedades modernas no las salva un partido solo, un mesías ni un caudillo. Nadie tiene la verdad en sus bolsillos.

Hoy, las alternativas a estos sistemas de corrupción descansan en las acciones colectivas de la gente, en quienes se organizan alrededor de cuestiones materiales e ideales que creen importantes y que necesitan: vivienda, empleo, transporte, etc. siendo insuficiente el recetario de los políticos o de los activistas plasmado en abstractos programas de muchas promesas listadas pero de pocas ideas.

Esas demandas, que se convierten en acciones por las cosas que se consideran importantes son las que crean los movimientos que en algunos países se han articulado políticamente y convertido en fuerzas determinantes del cambio social. La lucha contra la corrupción, sin exclusiones, ha devenido en una bandera de lucha más potente que cualquier referencia ideológica/política.

Esta es la bandera de Podemos, con sus alcances y límites que pueda tener, con ella ha podido llegar donde está. Es una experiencia que nos convoca a una reflexión sobre qué hacer aquí para canalizar políticamente el hartazgo contra la corrupción.

 

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