Lisette Vega de Purcell y sus “Artilugios de la memoria”

Lisette Vega de Purcell y sus “Artilugios de la memoria”

La publicación de un primer libro, escrito por una personalidad dominicana- académica, literaria, periodística, es acontecimiento siempre, y más cuando reúne un compendio de narraciones y ensayos distintos de los que nosotros solemos encontrar.

Desde la hermosa portada, que reproduce una instalación de Tony Capellán, atrae la mirada este volumen, modesto en relación con el caudal profesional de Lisette Vega de Purcell, su título, “Artilugios de la memoria”, intriga e invita ya a la lectura: la bibliografía dominicana de textos cortos se ha enriquecido. Sin temor a equivocarnos, se trata de una notable “ópera prima”, luego otros libros serán los soportes de esta escritura, sorprendentemente generosa y prometedora.

De la autora. Lisette Vega de Purcell, fruto de los años de enseñanza brillante en la UASD, se hizo maestra universitaria, muy querida por cierto, y hoy nos sigue enseñando al compás de 190 páginas llenas de sabiduría. ¡Estas piezas, rebosantes de pensamiento, sensibilidad y altruismo, educan espontáneamente!
De formación superior, erudita y conocedora del repertorio literario, clásico y moderno hasta en los mínimos detalles de cada obra, rica en opiniones e ideas personales, ella es también una investigadora y escritora de talento plural, que lleva los altos valores de sus palabras a las humanidades, sin que olvidemos los conceptos filosófico-estéticos.
Tan importante como las cualidades intelectuales, se destaca, omnipresente, una sensibilidad femenina, a flor de piel y de corazón, expresada con capacidad pedagógica: la escritora y la educadora se aúnan hasta en el texto más breve.
Lisette suma, pues, un sinnúmero de cualidades: la discreción casi tímida, la formación especializada, la práctica profesional, el conocimiento teórico, la reflexión totalizante y la pasión… Sí, la pasión que brota en palabras y mensajes.
Medio de comunicación. Los textos abarcan y alternan el ensayo sociológico, la narrativa real-imaginaria, la actualidad rural y urbana, niños y adultos, hasta la historia nacional y universal, en fin prácticamente todas las manifestaciones de la vida misma. Debemos mencionar especialmente el tema de los caballos, que inspiraron relatos muy originales, y entre los más cautivantes.
Lisette Vega de Purcell, deportista consumada, es juez internacional en la doma clásica ecuestre, protectora de la fauna a través del mejor amigo del hombre.
Una expresión increíblemente versada, murmura, modula, hasta vocea su emoción, expresión que ella domina a la perfección. Ciertamente, con este aval de excepción, la escritora hubiera podido y podría redactar doctos tratados, pero ella elige la comunicación, dirigida a un auditorio abierto, tanto al lector medio como al erudito. Varios textos han sido publicados primero como artículos de opinión en la prensa nacional.
No cabe duda de que el estilo de Lisette tiene la vitalidad de una escritura periodística comprometida, siendo el buen periodismo parte de la mejor literatura, de la que se disfruta diariamente, abordando los temas de hoy, así la caótica circulación de nuestra ciudad capital, la evolución distorsionada de la sociedad, o las maravillas del idioma y los valores culturales amenazados.

Textos inéditos. “Artilugios de la memoria” tiene evidentemente muchos inéditos redactados recientemente. Siguen comunicando, objetiva y subjetivamente, una ideología filosófica, política, religiosa, ascesis que lleva al ámbito literario, manejado por una gran lectora cuya mente, tan experta como curiosa y crítica, avala análisis, juicios y citas, por sus vastos conocimientos.
Con estos nuevos textos, Lisette hace florecer temas a debatir, teniendo en cuenta la historia del pueblo dominicano, sus cualidades y sus defectos, sus aventuras y desventuras, sus orgullos y hasta sus vergüenzas. Sin embargo, no hay pesimismo: un fuerte temperamento no desestima la esperanza.
En el marco de este compendio de escritos, inéditos y publicados, se hacía muy difícil ordenarlos cronológicamente. Se optó por una organización de los textos, agrupados por intereses particulares, y su lectura, tan amena, se hace difícil de interrumpir, ¡pero, y es una virtud más, la podemos reanudar, sin perder el hilo conductor!

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